Metal

Las intervenciones sobre metal engloban un variado grupo de materiales, desde objetos de bronce, hierro, oro y plata a inscripciones en plomo o colecciones de numismática. Los objetos metálicos se fabrican a partir de la transformación de productos minerales naturales. Están constituidos de metales puros (oro, plata, hierro, cobre, etc.) o por mezcla de metales diversos (aleaciones: bronce, latón, acero, vellón, etc.).

El tratamiento de metales arqueológicos entraña dificultad al tratarse de objetos que durante su periodo de enterramiento han sufrido cambios en su ambiente de conservación, desencadenando procesos de corrosión que pueden manifestarse de formas diversas (corrosión uniforme, por picaduras, estratificada, etc.) y que a menudo provocan la pérdida de parte del núcleo metálico original.

El deterioro de los materiales metálicos es inevitable y el objetivo de las intervenciones de conservación consiste en ralentizar al máximo estos procesos de degradación con tratamientos de estabilización y medidas de prevención que disminuyan los desequilibrios con el nuevo ambiente, planteando un protocolo para que los objetos se conserven en condiciones de humedad y temperatura adecuadas, evitando además la acción dañina de los gases orgánicos.

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