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EL TERRITORIO, VÍAS Y CENTURIACIONES
FERRAN ARASA
Departament de Prehistòria i Arqueologia. Universitat de València
LA RED VIARIA
Las vías romanas pueden clasificarse en diferentes tipos según su importancia. Así, Sículo Flaco,
agrimensor del siglo I, distingue entre viae publicae, viae vicinales y diverticula o caminos de acceso a
las propiedades. De la misma manera, según su acabado las vías recibían diferentes denominaciones: Ulpiano, a principios del siglo III, distinguía diferentes tipos de caminos según estuvieran hechos de tierra (viae terrenae), de grava (glarea stratae) o pavimentados (silice stratae). La variedad observada entre las vías, incluso en un mismo itinerario, dependía de la solidez del terreno natural y
de los materiales y recursos disponibles.
Para construir una vía, los topógrafos (gromatici) estudiaban cuidadosamente el terreno y elegían
los lugares más aptos para su paso. En primer lugar se excavaban dos pequeñas trincheras paralelas
(sulci), y a continuación se excavaba el espacio intermedio hasta alcanzar un suelo firme (fossa). Aquí
se preparaba un lecho de mortero, arena y piedras sobre el que se depositaban tres capas de piedras,
grava y arena (statumen, rudus y nucleus), y finalmente se preparaba el empedrado (summa crusta),
abombado en el centro para facilitar el desagüe. Dos bordes enlosados (margines o crepidines) ceñían
la calzada (agger), a lo largo de los cuales se disponían piedras en forma de cuña para consolidarlos
(gomphi). Dos fosas laterales recogían el agua de lluvia. Las vías se construían por tramos, lo que explica los ligeros cambios de dirección que en ocasiones se observan sobre el terreno.
En la ascensión de montañas se solía utilizar el trazado en zig-zag, de manera que desde un ángulo se veía el siguiente. Cuando la vía atravesaba una zona rocosa se aprovechaba el firme natural,
sin necesidad de cimentarla, tallando carriladas que servían como raíles para las ruedas de los carros.
Estos trabajos eran necesarios cuando la calzada atravesaba terrenos difíciles como fuertes pendientes
o junto a acantilados. Uno de los casos mejor conocidos es el de La Roca Tallada, entre Palanques (Els
Ports, Castelló) y Castellote (Teruel), donde fue necesario abrir un paso tallado en la roca en un collado con fuertes pendientes. Algunos ejemplos de carriladas pueden observarse en el Mas de Mestres
de Baix (Morella), posiblemente en una vía de carácter local que se dirigía hacia la ciudad de Lesera
(La Moleta dels Frares, Forcall), y en Arguinas (Segorbe) en la vía que remontaba el río Palància.
La documentación escrita sobre los caminos romanos es de dos tipos: los itinerarios, o guías de
carreteras, y las fuentes epigráficas, fundamentalmente los miliarios. La existencia de los itinerarios
debe ponerse en relación con el servicio público de transporte, organizado por el emperador Augusto con la finalidad de disponer de un servicio de información rápido y eficaz. El cursus publicus
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
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EL TERRITORIO, VÍAS Y CENTURIACIONES • FERRAN ARASA
La vía Augusta a su
paso por el Pla de l’Arc,
entre Bell-lloc y la Pobla Tornesa (la Plana
Alta).
Este es uno de los tramos mejor conservados de la vía, con un
trazado rectilíneo de
8’2 km que apunta a
una referencia orográfica.
garantizaba el transporte de mensajes, personas y mercancías que viajaban por cuenta de la administración estatal. Para ello se estableció en las carreteras más importantes una red de estaciones de
posta para al cambio de caballos (mutationes) y para el descanso y manutención de los funcionarios
de la administración estatal en camino (mansiones), entre los que se encontraban los correos (cursores). Estas estaciones estaban situadas a una distancia regular según su función, menor en el caso de
los stabula para el cambio de caballos de los correos (12-14 km), y más larga para los hospitia que permitían pasar la noche (30-36 km).
LOS ITINERARIOS
▲
Los itinerarios, verdaderas guías y mapas de carreteras de la época, eran de dos tipos: itineraria
adnotata y picta, según fueran solamente escritos, una guía con la relación de estaciones y distancias, o
tuvieran un formato cartográfico, lo más parecido a un mapa de carreteras actual. Los más importantes
que proporcionan información sobre el País Valenciano son los Vasos de Vicarello, el Itinerario de Antonino y el Anónimo de Rávena. Los más antiguos son los primeros, que se fechan en los reinados de Augusto y Tiberio. No tienen carácter oficial y en cada uno de ellos aparece escrito en 4 columnas el itinerario de Gades a Roma con la relación de 106 estaciones y las distancia entre ellas. La información que
proporcionan sobre tierras valencianas se refiere a los dos tercios septentrionales del trazado de la vía
Augusta. El Itinerario de Antonino es un elenco de estaciones y distancias que se fecha en época de Diocleciano, a finales del siglo III; la vía Augusta queda repartida en diferentes trayectos parciales, de los
que el segundo incluye su trazado por tierras valencianas. Finalmente, el Anónimo de Rávena es un documento tardío que posiblemente recoge información de un mapa del siglo III, al que se han añadido
otros datos más recientes hasta el siglo VIII. No incluye distancias entre las estaciones y añade dos vías
no citadas por el anterior que discurren por tierras valencianas: una que por Morella se dirigía hacia Caesaraugusta y otra que seguía la costa entre Portum Sucrone (Cullera) e Ilici.
Principales vías, ciudades y mansiones y las distancias que las separaban.
En el País Valenciano los itinerarios sólo citan la vía Augusta y otros dos caminos secundarios,
y omiten otras vías de importancia que sin duda debieron existir.
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Los itinerarios nos proporcionan información sobre 25 estaciones de la red viaria principal en el
País Valenciano, de las que 6 son ciudades y pueden ser identificadas con seguridad (Saguntum, Valentia, Saetabis, Dianium, Lucentum e Ilici). Estas estaciones pertenecían a dos caminos: la vía Augusta y otra que tenía su principio y su final en ella siguiendo la costa entre el Xúquer y Elx. Entre
las de la vía Augusta había postas de carácter oficial, como las mencionadas ciudades e Intibili,
Ildum, Sebelaci, Sucro, Statuas, Turres, Ello, Aspis y Thiar; y posiblemente otros establecimientos privados, las denominadas genéricamente tabernae, entre las que podían encontrarse Novlas y Aras,
mencionadas únicamente por documentos privados como los Vasos de Vicarello. Entre las oficiales,
por su proximidad a otras estaciones, es posible plantear la función de mutatio de Statuas y Aspis.
Sus topónimos son en algunos casos de indudable origen ibérico, como Ildum e Intibili, y en otros
claramente latinos, como Alterum, Aras, Statuas, etc.
Las posibilidades de identificar las estaciones que no estaban situadas en
ciudades son bastante limitadas por la falta de evidencias; para ello pueden tenerse en cuenta las distancias mencionadas por los itinerarios y
miliarios, los yacimientos arqueológicos y su localización geográfica.
Según estos criterios, en la vía Augusta y siguiendo un recorrido
norte-sur, Intibili podría reducirse a Traiguera o La Jana; Ildum a L’Hostalot (Vilanova d’Alcolea), según la reducción tradicional que ha
venido a confirmar el miliario de Caracalla; Novlas a La Quadra de Na
Tora (Castelló de la Plana); Sebelaci, 2’9 km hacia el sur, posiblemente
en la partida de Ramonet (Almassora); Sucro a L’Alter de la Vintihuitena (Albalat de la Ribera); Statuas a Moixent; Turres hacia La Font de
la Figuera; Aras, tan sólo a 4’4 km al sur de Turres, posiblemente en la
encrucijada con el Camino de Aníbal; Ello, al Monastil (Elda); Aspis,
entre Novelda y Monfort; y Thiar, a Pilar de la Horadada. En la segunda vía mencionada parece razonable la reducción de dos poblaciones: Portum Sucrone a Cullera y Allon a La Vila Joiosa.
LOS MILIARIOS
Las fuentes epigráficas tan sólo dan noticia de la vía Augusta a través
de los miliarios y de un camino privado en una inscripción rupestre de Algimia de Almonacid. Los miliarios constituyen la mejor prueba para confirmar el origen romano de un camino. En tierras valencianas la vía Augusta
fue el único de los caminos romanos que –hasta donde hoy sabemos– se
amojonó con miliarios. Los hallazgos de Bétera y Segorbe, atribuidos a sendos caminos que desde Saguntum se dirigían hacia Edeta y Caesaraugusta,
respectivamente, parecen corresponder por sus proporciones a fustes de
columnas arquitectónicas más que a miliarios anepigráficos.
Los miliarios eran columnas de piedra que se erigían a una distancia de mil pasos (1.481’5 m). En su superficie se inscribía un texto con
información sobre el nombre del constructor o restaurador de la vía, el
Miliario de Borriol (la Plana Alta, Castellón) dedicado al emperador Decio. 250 d.C.
La abundancia de miliarios que pueden fecharse en el siglo III debió obedecer más
a razones propagandísticas que a obras de reconstrucción de la vía Augusta.
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nombre de ésta y la distancia que los separaba
del punto de partida o de llegada. En el País Valenciano se han encontrado 24 de estos monumentos, labrados en piedras locales como la caliza y sobre todo la arenisca. Su distribución
geográfica es bastante desigual, pues en un
tramo de unos 100 km de la vía, entre el río Cervol y Xilxes, se han encontrado 20 ejemplares.
Destaca su reducido número en las comarcas
centrales, donde sólo se ha documentado uno
inseguro en Sagunt y otro en Valencia, y también en las meridionales, con dos más en
Orihuela y Pilar de la Horadada.
La mayor parte de estos monumentos se han
encontrado fragmentados y algunos han desaparecido. Tan sólo 14 conservan al menos una
parte de la inscripción y proporcionan alguna
información de interés para la historia de la vía;
de ellos, 8 pueden atribuirse a un emperador
determinado, en algunos casos con la fecha concreta de erección. Destaca la ausencia del emperador epónimo, Augusto, de quien hasta ahora
no se ha encontrado ningún miliario. El más anPortada del opúsculo del cronista Agustín Sales sobre el hallazgo
tiguo de los conocidos, incompleto y no conserdel miliario del emperador Adriano (117-138).
vado, se encontró en Les Coves de Vinromà y
El miliario fue encontrado en 1766 a la altura del puente de Pepuede atribuirse con dudas a Tiberio (33-34). A
ris y Valero, en las obras de reparación del Camino Real de
València a Xàtiva realizadas bajo el reinado de Carlos III.
continuación, el de Adriano (117-138) encontrado en Valencia, también desaparecido, es la
primera prueba de intervenciones en la parte
central del tramo valenciano de la vía. La mayor parte de los miliarios valencianos se fechan en el
siglo III y su presencia no debe obedecer en todos los casos a obras de refacción de la vía, sino a razones propagandísticas. Destacan entre ellos los de Vilanova d’Alcolea, dedicado a Caracalla (214);
el de Pilar de la Horadada, a Maximino (235-238); el de Borriol, a Decio (250); el de Xilxes, a Treboniano Galo (252); el de Sagunt, dudoso, a Carino (282-283); y el encontrado entre La Pobla Tornesa
y Borriol, desaparecido, el último de atribución segura, a Galerio (293-311). Finalmente, el de Pilar
de la Horadada debe corresponder a un emperador de esta misma época y el de La Jana debe ser
más tardío, posiblemente del siglo IV avanzado.
LA VÍA AUGUSTA
La red viaria romana en tierras valencianas estableció un esquema que aun siguen las principales carreteras actuales. Está constituida básicamente por un eje longitudinal, la vía Augusta, que
atraviesa de norte a sur nuestro país y une la mayoría de las principales ciudades de la época: Saguntum, Valentia, Saetabis e Ilici. Desde este camino arrancan en la mitad septentrional una serie de
ejes transversales que en dirección oeste permiten la comunicación de la zona costera con el valle
del Ebro y la Meseta a través de las tierras montañosas del interior. El más septentrional pasaba por
Morella y Forcall, otro seguía desde Sagunt por el valle del Palancia, en el centro arrancaba otro
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desde València por Requena y finalmente –poco más allá de La Font de la Figuera– desde la vía Augusta seguía un último camino hacia Andalucía.
El topónimo vía Augusta figura en 5 miliarios: en los de Les Coves de Vinromà, Vilanova d’Alcolea y Borriol se conservaba completo y en los de La Pobla Tornesa y Castelló de la Plana, incompleto.
La presencia de este hodónimo nos permite no sólo confirmar su utilización a lo largo de al menos
tres siglos, sino también fijar el trazado general del camino. El inicio del cómputo de las millas en el
punto considerado el principio de la vía (caput viae) debía estar situado en la estación Summo Pyrenaeo, desde donde comenzaba la numeración en dirección sur. Ésta se conserva completa tan sólo en
los miliarios de Les Coves de Vinromà (278) y Vilanova d’Alcolea (283), y en el de Borriol puede restituirse la cifra de 298.
La vía Augusta fue sin duda el eje principal de comunicaciones de las provincias hispánicas con
Roma. El emperador Augusto debió iniciar su construcción después de la visita a Hispania en los
años 15-14 a.C. Fue jalonada con miliarios erigidos entre los años 8 y 2 a.C., que posiblemente reflejan su construcción progresiva en dos grandes tramos: el primero desde el Summus Pyrenaeus hasta
Castulo (Jaén), y el segundo desde esta ciudad hasta Gades (Cádiz), con una duración aproximada de
los trabajos de 12 años. Su longitud total según los itinerarios de la época es de 1.005 millas, o sea,
1.488 km. Pero a la hora de fijar su trazado hasta el valle del Guadalquivir, los ingenieros de Augusto no siguieron el viejo camino de Sierra Morena por Albacete, sino que como explica el geógrafo
Estrabón la llevaron a Carthago Nova, desviándola por el río Vinalopó hasta la llanura litoral donde
se encuentra Ilici (Elx). Desde Cartagena, la vía Augusta se dirigía hacia el oeste por Acci (Guadix), y
seguía por Corduba e Hispalis (Sevilla) hasta Gades. El emperador la dotó de un servicio de posta, o
sea, de la infraestructura necesaria para garantizar el transporte público.
De las vías romanas que atravesaban las tierras valencianas, la vía Augusta es la única de la que los
itinerarios dan las distancias entre las estaciones de posta. Según las cifras que transmiten, el cómputo
total de su trazado por tierras valencianas puede calcularse, con las correcciones necesarias, en unas
275 millas (407 km). Su trazado es en general mejor conocido en el tercio septentrional, donde encontramos algunos tramos bien conservados. Entre Dertosa (Tortosa) y la estación de Aras, que posiblemente refleja en su nombre el carácter sagrado del trivium o cruce con el Camino de Aníbal, había 177
millas (262 km). Hasta Valentia la vía sigue un trazado más o menos paralelo a la costa en dirección
SSO. Desde Dertosa sigue el corredor prelitoral de Godall hasta atravesar el río de la Sénia y entra en
tierras valencianas por Sant Joan del Pas. Después sigue el corredor central de Les Coves de Vinromà
por Sant Mateu hasta llegar al Pla de l’Arc, entre Bell-lloc y La Pobla Tornesa, donde se conserva un
tramo de más de 8 km, un magnífico ejemplo de trazado rectilíneo siguiendo una referencia orográfica.
Después desciende por el estrecho valle de Borriol hasta el llano litoral, atraviesa el río Millars y sigue
un largo trazado mal conocido por toda la comarca de la Plana Baixa hasta Almenara, desde donde se
dirige de nuevo en una tramo recto por el Camí Vell hasta Saguntum.
De Saguntum se dirige a Valentia en un largo tramo rectilíneo en el que posiblemente sirve de
kardo maximus a la centuriación de L’Horta Nord. Al sur de Valentia ejerce la misma función en la
centuriación de L’Horta Sud. Desde esta ciudad la vía cambia su orientación hacia el sur. Después de
rodear l’Albufera y atravesar el río Xúquer, se dirige por Alzira y Manuel hasta Xàtiva, desde donde
vira hacia el SO por el corredor del río Canyoles hasta La Font de la Figuera. Poco más allá de esta
población debía estar situada la estación de Aras, desde donde había 121 millas (179 km) hasta Carthago Nova. Desde Aras la vía gira hacia el SSE y se dirige hacia Villena para seguir el río Vinalopó
por Elda hasta Ilici, donde posiblemente servía de kardo maximus a la centuriación de esta colonia. De
allí vira de nuevo hacia el SSO y, después de atravesar el río Segura, sale de tierras valencianas por
Pilar de la Horadada hacia Carthago Nova.
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OTRAS VÍAS
La segunda en importancia de las mencionadas por los itinerarios es una via per loca maritima que
desde de Sucro se dirigía hacia Ilici, es decir, un camino que tenía su inicio y su final en la vía Augusta siguiendo la costa entre el río Xúquer y esta ciudad del Baix Vinalopó. En su trazado estaban
situados Portum Sucrone, posiblemente Cullera, y las ciudades de Dianium (Dénia), La Vila Joiosa
(Allon ?) y Lucentum (el Tossal de Manises). Es posible que esta vía no fuera un camino carretero en
todo su trazado, dadas las dificultades orográficas que debía salvar entre Dénia y La Vila Joiosa.
La tercera y última de las mencionadas por los itinerarios es una vía transversal que tenía su inicio en la primera de las mansiones de la vía Augusta situada al sur de Dertosa, Intibili, para dirigirse
por la comarca de Els Ports de Morella hacia Contrebia, emplazada en las cercanías de Caesaraugusta.
De ésta nos queda un magnífico ejemplo de via per montes excisa, es decir, un camino cortado en la
roca, en el paraje conocido de forma muy expresiva como La Roca Tallada, por donde discurre el límite entre Castellón y Teruel.
Los itinerarios romanos no mencionan otras vías transversales cuya existencia parece indudable:
la que desde Saguntum se dirigía en dirección NO siguiendo el valle del río Palància hacia Caesaraugusta por Teruel; y la que desde Valentia se dirigía hacia el oeste por Requena y tierras de Cuenca hacia el centro de la Península.
Además de estas vías principales, la red viaria estaba constituida por otras de menor importancia
que comunicaban algunas ciudades entre sí, como debió ser el caso de Edeta (Llíria) con Saguntum y Valentia y de Saetabis con Dianium, por otras que comunicaban las tierras del interior, las vías locales y los
caminos privados como el mencionado en la inscripción rupestre de Algimia de Almonacid, donde se
avisa al caminante de que se encontraba en el camino privado (iter privatum) de Marco Bebio Severino.
LAS CENTURIACIONES
Posiblemente la imagen más conocida del paisaje rural romano sea la parcelación geométrica. El
sistema, llamado centuriación, era una práctica de origen militar pero con una aplicación mayoritariamente agraria. Inicialmente se utilizó para el reparto de tierras en los asentamientos coloniales,
pero con el tiempo su uso se extendió a toda división agraria. Su aplicación conllevaba la reestructuración de un territorio con la finalidad de ponerlo en explotación. Las operaciones de transformación que se realizaban eran de mayor impacto ambiental que la simple regularización, ya que podían
incluir la deforestación, la construcción de una red viaria, de una ciudad, de asentamientos menores,
de una infraestructura hidráulica, etc. La parcelación romana se presenta como una estructura regular, repetida, de orientación constante, fundada sobre el cruce de ejes perfectamente rectilíneos, trazados a intervalos idénticos y paralelos a dos ejes mayores: el kardo maximus (KM) y el decumanus
maximus (DM). Toda operación de agrimensura generaba documentos escritos, mojones de piedra
que fijaban los límites del territorio dividido (cippus terminalis).
La división geométrica del terreno podía hacerse utilizando unidades cuadradas o rectangulares. La centuriación consistía en la división regular del territorio en grandes cuadrados, las centurias. La centuria estándar era un cuadrado de 20 actus (35’5 m) de lado (710 x 710 m), cuyos límites eran caminos; dos actus
cuadrados equivalían a un iugerum. El origen del nombre radica en el hecho de que inicialmente se repartía entre 100 propietarios, a cada uno de los cuales se le adjudicaban 2 iugeri (2.523 m2), que equivalen a 1
heredium. La división per strigas et scamna era el sistema más antiguo de división agraria. Eran rectángulos
que podían disponerse de forma diferente. Las subdivisiones entre propiedades se establecían por medio
de rigores, es decir, de líneas divisorias que no se basaban en caminos. También había divisiones por otros
módulos rectangulares y por cuadrados atípicos, o sea, diferentes a 20 x 20 actus.
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La centuriación de L’Horta Nord, según
Cano. [Tratamiento gráfico A. Sánchez].
El territorio de la colonia de Valentia
fue parcelado geométricamente tomando como eje posiblemente la vía
Augusta.
Aunque hay referencias anteriores sobre las centuriaciones en tierras valencianas, como las de R.
Chevalier en 1961, que cita indicios en Valencia, y de García y Bellido en 1972, que publicó una breve
nota sobre la centuriación de Ilici, el verdadero inicio de la investigación puede situarse en 1974 con
la publicación de la obra Estudios sobre centuriaciones romanas en España, dirigida per V. M. Rosselló,
donde se estudiaban, entre otros, los catastros de Castelló de la Plana, L’Horta Nord, Ilici y el Vinalopó. Con posterioridad se publicaron otros trabajos como el de Bazzana sobre parcelaciones en la
Plana; de Rosselló en Caudete y Villena; de Pingarrón en L’Horta Sud; y de Ponce en Sax. En los últimos años, Ariño y Gurt en colaboración con otros autores y González Villaescusa han realizado una
revisión de algunos de estos trabajos.
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Restitución de la centuriación de Elx, según Gurt y
otros. [Tratamiento gráfico A. Sánchez].
Éste es sin duda el mejor ejemplo conservado de
parcelaciones geométricas romanas en el País Valenciano.
LAS PRINCIPALES CENTURIACIONES VALENCIANAS
De norte a sur, la parcelación de Castelló de la Plana estudiada por López Gómez en 1974 parece
claramente medieval, posiblemente del siglo XIV. Ni sus características morfológicas ni el módulo
permiten atribuirle un origen romano. Las referencias documentales al amojonamiento de la Devesa
de Castelló y los topónimos que designan a los caminos apuntan en la misma línea. Entre Castelló
de la Plana y Nules, Bazzana ha identificado vestigios de parcelaciones y de un itinerario que considera prerromano que puede estar relacionado con ellas. El conjunto es una yuxtaposición de parcelaciones pequeñas y divergentes, en ocasiones parcialmente solapadas, donde el módulo es de 1.160
m, es decir, de 32 actus. El cambio sucesivo de orientación dependería del curso del camino preexistente, El Caminàs. Pero estos cambios de orientación corresponden más bien a varios parcelarios de
pequeña extensión, en los que el módulo no es uniforme y la retícula no es estrictamente ortogonal,
sino que está muy adaptada al terreno y condicionada por las líneas de drenaje.
En la comarca de L’Horta Nord se conservan vestigios de la centuriación conocida como de La
Séquia de Montcada. Los vestigios geométricos llevaron a Cano, en 1974, a plantear la existencia
de un parcelario del que la vía Augusta, prácticamente coincidente con la carretera de Barcelona
(N-340), podía ser el kardo maximus. Muchos de los límites cartografiados concuerdan con divisorias de los municipios actuales, rectos y formando ángulos rectos, y con las acequias y obras de
drenaje. La máxima densidad de trazas se conserva entre Meliana y Massamagrell. Albalat señala
el eje de la parcelación, que tendría un total de 120 centurias (6.048 ha). Posteriormente, Sales, que
ha estudiado el regadío de La Séquia de Montcada, propone un nuevo kardo en una línea recta que
uniría El Monestir del Puig y El Pont de la Trinitat de València, y destaca también que dicha acequia tiene que ser posterior a la centuriación. González Villaescusa, que ha revisado esta centuria-
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ción, señala la presencia de un módulo de 706 x 706 m y destaca también que no tiene relación alguna con el sistema de regadío existente en la zona, dada la incoherencia del parcelario con la estructura general de irrigación.
En la comarca de L’Horta Sud, Pingarrón estudió una reducida centuriación alineada con el itinerario del Camí Reial de Madrid que posiblemente sigue la vía Augusta y se extiende entre Benetússer y Silla. El eje de la carretera N-340 es paralelo al esquema de unas 10 ó 12 centurias que comprenden entre 3.000 y 4.200 ha. Caminos secundarios, acequias, límites municipales y algún antiguo
muro conservan las trazas centuriales. La especial situación geográfica permite pensar en una probable bonificación de la orilla de la cercana Albufera, ya que algunos componentes del sistema de regadío de Favara se adaptan a la geometría parcelaria. Esta parcelación, que algunos autores consideran
insegura, ha sido revisada por González Villaescusa, quien señala la presencia de un módulo de 706
x 706 m, la prolonga al norte del río Turia y propone su identificación con la que se efectuaría en
tiempos de la fundación colonial de Valentia en el 138 a.C.
La centuriación de Ilici, estudiada por Gonzálvez Pérez en 1974, es la más espectacular del País
Valenciano con sus 225 centurias (11.340 ha), su centro situado en la ciudad y los límites fosilizados
en la red viaria y urbana actual. El kardo maximus, orientado de N a S, sigue una calle de la población
y la carretera de Dolores hasta L’Alcúdia, por lo que debía ser un tramo de la vía Augusta. El decumanus maximus coincide con El Camí de Viscarra, y las acequias de riego muestran muchos rastros
coincidentes con la cuadrícula catastral, como La Séquia Major que presenta tramos en zig-zag. La
parcelación se conserva de manera más perfecta en la zona más valiosa y ocupada, es decir, la regada. Esta restitución inicial fue criticada por Corzo, quien corrigió la orientación. Posteriormente,
Gorges dio por buenas ambas propuestas y las puso en relación con dos asentamientos coloniales
consecutivos, uno de César y el otro de Augusto. La última revisión efectuada por Gurt, Lanuza y
Palet confirma la propuesta de Gonzálvez, fija una orientación de 7’5º respecto del norte geográfico,
establece un módulo canónico de 710 x 710 m y considera posible una extensión mayor que la indicada por aquél, desde la sierra hasta la albufera, ocupando todo el llano de Elx. En cuanto a las relaciones morfológicas entre la ciudad y el parcelario, la colonia se localiza aproximadamente en el centro de la pertica, aunque las orientaciones son diferentes, hecho que puede explicarse porque
centuriatio y trama urbana no nacen simultáneamente en el tiempo. Sin embargo, ambas estructuras
no se organizan de forma independiente, ya que la ciudad ocupa el espacio de media centuria.
Finalmente, en cuanto a las cuatro parcelaciones estudiadas por Rosselló entre Caudete y Villena,
González Villaescusa ha señalado su posible origen medieval. Este mismo autor ha indicado la existencia de una centuriación en Llíria con un módulo de 706 m, de la que a penas quedan trazas. Finalmente, las parcelaciones estudiadas por Llobregat en El Pinós, formada por unas 25 centurias, y por
Ponce en Sax, con unas 2.500 ha, no han sido revisadas.
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Las vías romanas pueden clasificarse en diferentes tipos según su importancia. Así, Sículo Flaco,
agrimensor del siglo I, distingue entre viae publicae, viae vicinales y diverticula o caminos de acceso a
las propiedades. De la misma manera, según su acabado las vías recibían diferentes denominaciones: Ulpiano, a principios del siglo III, distinguía diferentes tipos de caminos según estuvieran hechos de tierra (viae terrenae), de grava (glarea stratae) o pavimentados (silice stratae). La variedad observada entre las vías, incluso en un mismo itinerario, dependía de la solidez del terreno natural y
de los materiales y recursos disponibles.
Para construir una vía, los topógrafos (gromatici) estudiaban cuidadosamente el terreno y elegían
los lugares más aptos para su paso. En primer lugar se excavaban dos pequeñas trincheras paralelas
(sulci), y a continuación se excavaba el espacio intermedio hasta alcanzar un suelo firme (fossa). Aquí
se preparaba un lecho de mortero, arena y piedras sobre el que se depositaban tres capas de piedras,
grava y arena (statumen, rudus y nucleus), y finalmente se preparaba el empedrado (summa crusta),
abombado en el centro para facilitar el desagüe. Dos bordes enlosados (margines o crepidines) ceñían
la calzada (agger), a lo largo de los cuales se disponían piedras en forma de cuña para consolidarlos
(gomphi). Dos fosas laterales recogían el agua de lluvia. Las vías se construían por tramos, lo que explica los ligeros cambios de dirección que en ocasiones se observan sobre el terreno.
En la ascensión de montañas se solía utilizar el trazado en zig-zag, de manera que desde un ángulo se veía el siguiente. Cuando la vía atravesaba una zona rocosa se aprovechaba el firme natural,
sin necesidad de cimentarla, tallando carriladas que servían como raíles para las ruedas de los carros.
Estos trabajos eran necesarios cuando la calzada atravesaba terrenos difíciles como fuertes pendientes
o junto a acantilados. Uno de los casos mejor conocidos es el de La Roca Tallada, entre Palanques (Els
Ports, Castelló) y Castellote (Teruel), donde fue necesario abrir un paso tallado en la roca en un collado con fuertes pendientes. Algunos ejemplos de carriladas pueden observarse en el Mas de Mestres
de Baix (Morella), posiblemente en una vía de carácter local que se dirigía hacia la ciudad de Lesera
(La Moleta dels Frares, Forcall), y en Arguinas (Segorbe) en la vía que remontaba el río Palància.
La documentación escrita sobre los caminos romanos es de dos tipos: los itinerarios, o guías de
carreteras, y las fuentes epigráficas, fundamentalmente los miliarios. La existencia de los itinerarios
debe ponerse en relación con el servicio público de transporte, organizado por el emperador Augusto con la finalidad de disponer de un servicio de información rápido y eficaz. El cursus publicus
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La vía Augusta a su
paso por el Pla de l’Arc,
entre Bell-lloc y la Pobla Tornesa (la Plana
Alta).
Este es uno de los tramos mejor conservados de la vía, con un
trazado rectilíneo de
8’2 km que apunta a
una referencia orográfica.
garantizaba el transporte de mensajes, personas y mercancías que viajaban por cuenta de la administración estatal. Para ello se estableció en las carreteras más importantes una red de estaciones de
posta para al cambio de caballos (mutationes) y para el descanso y manutención de los funcionarios
de la administración estatal en camino (mansiones), entre los que se encontraban los correos (cursores). Estas estaciones estaban situadas a una distancia regular según su función, menor en el caso de
los stabula para el cambio de caballos de los correos (12-14 km), y más larga para los hospitia que permitían pasar la noche (30-36 km).
LOS ITINERARIOS
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Los itinerarios, verdaderas guías y mapas de carreteras de la época, eran de dos tipos: itineraria
adnotata y picta, según fueran solamente escritos, una guía con la relación de estaciones y distancias, o
tuvieran un formato cartográfico, lo más parecido a un mapa de carreteras actual. Los más importantes
que proporcionan información sobre el País Valenciano son los Vasos de Vicarello, el Itinerario de Antonino y el Anónimo de Rávena. Los más antiguos son los primeros, que se fechan en los reinados de Augusto y Tiberio. No tienen carácter oficial y en cada uno de ellos aparece escrito en 4 columnas el itinerario de Gades a Roma con la relación de 106 estaciones y las distancia entre ellas. La información que
proporcionan sobre tierras valencianas se refiere a los dos tercios septentrionales del trazado de la vía
Augusta. El Itinerario de Antonino es un elenco de estaciones y distancias que se fecha en época de Diocleciano, a finales del siglo III; la vía Augusta queda repartida en diferentes trayectos parciales, de los
que el segundo incluye su trazado por tierras valencianas. Finalmente, el Anónimo de Rávena es un documento tardío que posiblemente recoge información de un mapa del siglo III, al que se han añadido
otros datos más recientes hasta el siglo VIII. No incluye distancias entre las estaciones y añade dos vías
no citadas por el anterior que discurren por tierras valencianas: una que por Morella se dirigía hacia Caesaraugusta y otra que seguía la costa entre Portum Sucrone (Cullera) e Ilici.
Principales vías, ciudades y mansiones y las distancias que las separaban.
En el País Valenciano los itinerarios sólo citan la vía Augusta y otros dos caminos secundarios,
y omiten otras vías de importancia que sin duda debieron existir.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Los itinerarios nos proporcionan información sobre 25 estaciones de la red viaria principal en el
País Valenciano, de las que 6 son ciudades y pueden ser identificadas con seguridad (Saguntum, Valentia, Saetabis, Dianium, Lucentum e Ilici). Estas estaciones pertenecían a dos caminos: la vía Augusta y otra que tenía su principio y su final en ella siguiendo la costa entre el Xúquer y Elx. Entre
las de la vía Augusta había postas de carácter oficial, como las mencionadas ciudades e Intibili,
Ildum, Sebelaci, Sucro, Statuas, Turres, Ello, Aspis y Thiar; y posiblemente otros establecimientos privados, las denominadas genéricamente tabernae, entre las que podían encontrarse Novlas y Aras,
mencionadas únicamente por documentos privados como los Vasos de Vicarello. Entre las oficiales,
por su proximidad a otras estaciones, es posible plantear la función de mutatio de Statuas y Aspis.
Sus topónimos son en algunos casos de indudable origen ibérico, como Ildum e Intibili, y en otros
claramente latinos, como Alterum, Aras, Statuas, etc.
Las posibilidades de identificar las estaciones que no estaban situadas en
ciudades son bastante limitadas por la falta de evidencias; para ello pueden tenerse en cuenta las distancias mencionadas por los itinerarios y
miliarios, los yacimientos arqueológicos y su localización geográfica.
Según estos criterios, en la vía Augusta y siguiendo un recorrido
norte-sur, Intibili podría reducirse a Traiguera o La Jana; Ildum a L’Hostalot (Vilanova d’Alcolea), según la reducción tradicional que ha
venido a confirmar el miliario de Caracalla; Novlas a La Quadra de Na
Tora (Castelló de la Plana); Sebelaci, 2’9 km hacia el sur, posiblemente
en la partida de Ramonet (Almassora); Sucro a L’Alter de la Vintihuitena (Albalat de la Ribera); Statuas a Moixent; Turres hacia La Font de
la Figuera; Aras, tan sólo a 4’4 km al sur de Turres, posiblemente en la
encrucijada con el Camino de Aníbal; Ello, al Monastil (Elda); Aspis,
entre Novelda y Monfort; y Thiar, a Pilar de la Horadada. En la segunda vía mencionada parece razonable la reducción de dos poblaciones: Portum Sucrone a Cullera y Allon a La Vila Joiosa.
LOS MILIARIOS
Las fuentes epigráficas tan sólo dan noticia de la vía Augusta a través
de los miliarios y de un camino privado en una inscripción rupestre de Algimia de Almonacid. Los miliarios constituyen la mejor prueba para confirmar el origen romano de un camino. En tierras valencianas la vía Augusta
fue el único de los caminos romanos que –hasta donde hoy sabemos– se
amojonó con miliarios. Los hallazgos de Bétera y Segorbe, atribuidos a sendos caminos que desde Saguntum se dirigían hacia Edeta y Caesaraugusta,
respectivamente, parecen corresponder por sus proporciones a fustes de
columnas arquitectónicas más que a miliarios anepigráficos.
Los miliarios eran columnas de piedra que se erigían a una distancia de mil pasos (1.481’5 m). En su superficie se inscribía un texto con
información sobre el nombre del constructor o restaurador de la vía, el
Miliario de Borriol (la Plana Alta, Castellón) dedicado al emperador Decio. 250 d.C.
La abundancia de miliarios que pueden fecharse en el siglo III debió obedecer más
a razones propagandísticas que a obras de reconstrucción de la vía Augusta.
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EL TERRITORIO, VÍAS Y CENTURIACIONES • FERRAN ARASA
nombre de ésta y la distancia que los separaba
del punto de partida o de llegada. En el País Valenciano se han encontrado 24 de estos monumentos, labrados en piedras locales como la caliza y sobre todo la arenisca. Su distribución
geográfica es bastante desigual, pues en un
tramo de unos 100 km de la vía, entre el río Cervol y Xilxes, se han encontrado 20 ejemplares.
Destaca su reducido número en las comarcas
centrales, donde sólo se ha documentado uno
inseguro en Sagunt y otro en Valencia, y también en las meridionales, con dos más en
Orihuela y Pilar de la Horadada.
La mayor parte de estos monumentos se han
encontrado fragmentados y algunos han desaparecido. Tan sólo 14 conservan al menos una
parte de la inscripción y proporcionan alguna
información de interés para la historia de la vía;
de ellos, 8 pueden atribuirse a un emperador
determinado, en algunos casos con la fecha concreta de erección. Destaca la ausencia del emperador epónimo, Augusto, de quien hasta ahora
no se ha encontrado ningún miliario. El más anPortada del opúsculo del cronista Agustín Sales sobre el hallazgo
tiguo de los conocidos, incompleto y no conserdel miliario del emperador Adriano (117-138).
vado, se encontró en Les Coves de Vinromà y
El miliario fue encontrado en 1766 a la altura del puente de Pepuede atribuirse con dudas a Tiberio (33-34). A
ris y Valero, en las obras de reparación del Camino Real de
València a Xàtiva realizadas bajo el reinado de Carlos III.
continuación, el de Adriano (117-138) encontrado en Valencia, también desaparecido, es la
primera prueba de intervenciones en la parte
central del tramo valenciano de la vía. La mayor parte de los miliarios valencianos se fechan en el
siglo III y su presencia no debe obedecer en todos los casos a obras de refacción de la vía, sino a razones propagandísticas. Destacan entre ellos los de Vilanova d’Alcolea, dedicado a Caracalla (214);
el de Pilar de la Horadada, a Maximino (235-238); el de Borriol, a Decio (250); el de Xilxes, a Treboniano Galo (252); el de Sagunt, dudoso, a Carino (282-283); y el encontrado entre La Pobla Tornesa
y Borriol, desaparecido, el último de atribución segura, a Galerio (293-311). Finalmente, el de Pilar
de la Horadada debe corresponder a un emperador de esta misma época y el de La Jana debe ser
más tardío, posiblemente del siglo IV avanzado.
LA VÍA AUGUSTA
La red viaria romana en tierras valencianas estableció un esquema que aun siguen las principales carreteras actuales. Está constituida básicamente por un eje longitudinal, la vía Augusta, que
atraviesa de norte a sur nuestro país y une la mayoría de las principales ciudades de la época: Saguntum, Valentia, Saetabis e Ilici. Desde este camino arrancan en la mitad septentrional una serie de
ejes transversales que en dirección oeste permiten la comunicación de la zona costera con el valle
del Ebro y la Meseta a través de las tierras montañosas del interior. El más septentrional pasaba por
Morella y Forcall, otro seguía desde Sagunt por el valle del Palancia, en el centro arrancaba otro
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
desde València por Requena y finalmente –poco más allá de La Font de la Figuera– desde la vía Augusta seguía un último camino hacia Andalucía.
El topónimo vía Augusta figura en 5 miliarios: en los de Les Coves de Vinromà, Vilanova d’Alcolea y Borriol se conservaba completo y en los de La Pobla Tornesa y Castelló de la Plana, incompleto.
La presencia de este hodónimo nos permite no sólo confirmar su utilización a lo largo de al menos
tres siglos, sino también fijar el trazado general del camino. El inicio del cómputo de las millas en el
punto considerado el principio de la vía (caput viae) debía estar situado en la estación Summo Pyrenaeo, desde donde comenzaba la numeración en dirección sur. Ésta se conserva completa tan sólo en
los miliarios de Les Coves de Vinromà (278) y Vilanova d’Alcolea (283), y en el de Borriol puede restituirse la cifra de 298.
La vía Augusta fue sin duda el eje principal de comunicaciones de las provincias hispánicas con
Roma. El emperador Augusto debió iniciar su construcción después de la visita a Hispania en los
años 15-14 a.C. Fue jalonada con miliarios erigidos entre los años 8 y 2 a.C., que posiblemente reflejan su construcción progresiva en dos grandes tramos: el primero desde el Summus Pyrenaeus hasta
Castulo (Jaén), y el segundo desde esta ciudad hasta Gades (Cádiz), con una duración aproximada de
los trabajos de 12 años. Su longitud total según los itinerarios de la época es de 1.005 millas, o sea,
1.488 km. Pero a la hora de fijar su trazado hasta el valle del Guadalquivir, los ingenieros de Augusto no siguieron el viejo camino de Sierra Morena por Albacete, sino que como explica el geógrafo
Estrabón la llevaron a Carthago Nova, desviándola por el río Vinalopó hasta la llanura litoral donde
se encuentra Ilici (Elx). Desde Cartagena, la vía Augusta se dirigía hacia el oeste por Acci (Guadix), y
seguía por Corduba e Hispalis (Sevilla) hasta Gades. El emperador la dotó de un servicio de posta, o
sea, de la infraestructura necesaria para garantizar el transporte público.
De las vías romanas que atravesaban las tierras valencianas, la vía Augusta es la única de la que los
itinerarios dan las distancias entre las estaciones de posta. Según las cifras que transmiten, el cómputo
total de su trazado por tierras valencianas puede calcularse, con las correcciones necesarias, en unas
275 millas (407 km). Su trazado es en general mejor conocido en el tercio septentrional, donde encontramos algunos tramos bien conservados. Entre Dertosa (Tortosa) y la estación de Aras, que posiblemente refleja en su nombre el carácter sagrado del trivium o cruce con el Camino de Aníbal, había 177
millas (262 km). Hasta Valentia la vía sigue un trazado más o menos paralelo a la costa en dirección
SSO. Desde Dertosa sigue el corredor prelitoral de Godall hasta atravesar el río de la Sénia y entra en
tierras valencianas por Sant Joan del Pas. Después sigue el corredor central de Les Coves de Vinromà
por Sant Mateu hasta llegar al Pla de l’Arc, entre Bell-lloc y La Pobla Tornesa, donde se conserva un
tramo de más de 8 km, un magnífico ejemplo de trazado rectilíneo siguiendo una referencia orográfica.
Después desciende por el estrecho valle de Borriol hasta el llano litoral, atraviesa el río Millars y sigue
un largo trazado mal conocido por toda la comarca de la Plana Baixa hasta Almenara, desde donde se
dirige de nuevo en una tramo recto por el Camí Vell hasta Saguntum.
De Saguntum se dirige a Valentia en un largo tramo rectilíneo en el que posiblemente sirve de
kardo maximus a la centuriación de L’Horta Nord. Al sur de Valentia ejerce la misma función en la
centuriación de L’Horta Sud. Desde esta ciudad la vía cambia su orientación hacia el sur. Después de
rodear l’Albufera y atravesar el río Xúquer, se dirige por Alzira y Manuel hasta Xàtiva, desde donde
vira hacia el SO por el corredor del río Canyoles hasta La Font de la Figuera. Poco más allá de esta
población debía estar situada la estación de Aras, desde donde había 121 millas (179 km) hasta Carthago Nova. Desde Aras la vía gira hacia el SSE y se dirige hacia Villena para seguir el río Vinalopó
por Elda hasta Ilici, donde posiblemente servía de kardo maximus a la centuriación de esta colonia. De
allí vira de nuevo hacia el SSO y, después de atravesar el río Segura, sale de tierras valencianas por
Pilar de la Horadada hacia Carthago Nova.
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EL TERRITORIO, VÍAS Y CENTURIACIONES • FERRAN ARASA
OTRAS VÍAS
La segunda en importancia de las mencionadas por los itinerarios es una via per loca maritima que
desde de Sucro se dirigía hacia Ilici, es decir, un camino que tenía su inicio y su final en la vía Augusta siguiendo la costa entre el río Xúquer y esta ciudad del Baix Vinalopó. En su trazado estaban
situados Portum Sucrone, posiblemente Cullera, y las ciudades de Dianium (Dénia), La Vila Joiosa
(Allon ?) y Lucentum (el Tossal de Manises). Es posible que esta vía no fuera un camino carretero en
todo su trazado, dadas las dificultades orográficas que debía salvar entre Dénia y La Vila Joiosa.
La tercera y última de las mencionadas por los itinerarios es una vía transversal que tenía su inicio en la primera de las mansiones de la vía Augusta situada al sur de Dertosa, Intibili, para dirigirse
por la comarca de Els Ports de Morella hacia Contrebia, emplazada en las cercanías de Caesaraugusta.
De ésta nos queda un magnífico ejemplo de via per montes excisa, es decir, un camino cortado en la
roca, en el paraje conocido de forma muy expresiva como La Roca Tallada, por donde discurre el límite entre Castellón y Teruel.
Los itinerarios romanos no mencionan otras vías transversales cuya existencia parece indudable:
la que desde Saguntum se dirigía en dirección NO siguiendo el valle del río Palància hacia Caesaraugusta por Teruel; y la que desde Valentia se dirigía hacia el oeste por Requena y tierras de Cuenca hacia el centro de la Península.
Además de estas vías principales, la red viaria estaba constituida por otras de menor importancia
que comunicaban algunas ciudades entre sí, como debió ser el caso de Edeta (Llíria) con Saguntum y Valentia y de Saetabis con Dianium, por otras que comunicaban las tierras del interior, las vías locales y los
caminos privados como el mencionado en la inscripción rupestre de Algimia de Almonacid, donde se
avisa al caminante de que se encontraba en el camino privado (iter privatum) de Marco Bebio Severino.
LAS CENTURIACIONES
Posiblemente la imagen más conocida del paisaje rural romano sea la parcelación geométrica. El
sistema, llamado centuriación, era una práctica de origen militar pero con una aplicación mayoritariamente agraria. Inicialmente se utilizó para el reparto de tierras en los asentamientos coloniales,
pero con el tiempo su uso se extendió a toda división agraria. Su aplicación conllevaba la reestructuración de un territorio con la finalidad de ponerlo en explotación. Las operaciones de transformación que se realizaban eran de mayor impacto ambiental que la simple regularización, ya que podían
incluir la deforestación, la construcción de una red viaria, de una ciudad, de asentamientos menores,
de una infraestructura hidráulica, etc. La parcelación romana se presenta como una estructura regular, repetida, de orientación constante, fundada sobre el cruce de ejes perfectamente rectilíneos, trazados a intervalos idénticos y paralelos a dos ejes mayores: el kardo maximus (KM) y el decumanus
maximus (DM). Toda operación de agrimensura generaba documentos escritos, mojones de piedra
que fijaban los límites del territorio dividido (cippus terminalis).
La división geométrica del terreno podía hacerse utilizando unidades cuadradas o rectangulares. La centuriación consistía en la división regular del territorio en grandes cuadrados, las centurias. La centuria estándar era un cuadrado de 20 actus (35’5 m) de lado (710 x 710 m), cuyos límites eran caminos; dos actus
cuadrados equivalían a un iugerum. El origen del nombre radica en el hecho de que inicialmente se repartía entre 100 propietarios, a cada uno de los cuales se le adjudicaban 2 iugeri (2.523 m2), que equivalen a 1
heredium. La división per strigas et scamna era el sistema más antiguo de división agraria. Eran rectángulos
que podían disponerse de forma diferente. Las subdivisiones entre propiedades se establecían por medio
de rigores, es decir, de líneas divisorias que no se basaban en caminos. También había divisiones por otros
módulos rectangulares y por cuadrados atípicos, o sea, diferentes a 20 x 20 actus.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
La centuriación de L’Horta Nord, según
Cano. [Tratamiento gráfico A. Sánchez].
El territorio de la colonia de Valentia
fue parcelado geométricamente tomando como eje posiblemente la vía
Augusta.
Aunque hay referencias anteriores sobre las centuriaciones en tierras valencianas, como las de R.
Chevalier en 1961, que cita indicios en Valencia, y de García y Bellido en 1972, que publicó una breve
nota sobre la centuriación de Ilici, el verdadero inicio de la investigación puede situarse en 1974 con
la publicación de la obra Estudios sobre centuriaciones romanas en España, dirigida per V. M. Rosselló,
donde se estudiaban, entre otros, los catastros de Castelló de la Plana, L’Horta Nord, Ilici y el Vinalopó. Con posterioridad se publicaron otros trabajos como el de Bazzana sobre parcelaciones en la
Plana; de Rosselló en Caudete y Villena; de Pingarrón en L’Horta Sud; y de Ponce en Sax. En los últimos años, Ariño y Gurt en colaboración con otros autores y González Villaescusa han realizado una
revisión de algunos de estos trabajos.
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EL TERRITORIO, VÍAS Y CENTURIACIONES • FERRAN ARASA
Restitución de la centuriación de Elx, según Gurt y
otros. [Tratamiento gráfico A. Sánchez].
Éste es sin duda el mejor ejemplo conservado de
parcelaciones geométricas romanas en el País Valenciano.
LAS PRINCIPALES CENTURIACIONES VALENCIANAS
De norte a sur, la parcelación de Castelló de la Plana estudiada por López Gómez en 1974 parece
claramente medieval, posiblemente del siglo XIV. Ni sus características morfológicas ni el módulo
permiten atribuirle un origen romano. Las referencias documentales al amojonamiento de la Devesa
de Castelló y los topónimos que designan a los caminos apuntan en la misma línea. Entre Castelló
de la Plana y Nules, Bazzana ha identificado vestigios de parcelaciones y de un itinerario que considera prerromano que puede estar relacionado con ellas. El conjunto es una yuxtaposición de parcelaciones pequeñas y divergentes, en ocasiones parcialmente solapadas, donde el módulo es de 1.160
m, es decir, de 32 actus. El cambio sucesivo de orientación dependería del curso del camino preexistente, El Caminàs. Pero estos cambios de orientación corresponden más bien a varios parcelarios de
pequeña extensión, en los que el módulo no es uniforme y la retícula no es estrictamente ortogonal,
sino que está muy adaptada al terreno y condicionada por las líneas de drenaje.
En la comarca de L’Horta Nord se conservan vestigios de la centuriación conocida como de La
Séquia de Montcada. Los vestigios geométricos llevaron a Cano, en 1974, a plantear la existencia
de un parcelario del que la vía Augusta, prácticamente coincidente con la carretera de Barcelona
(N-340), podía ser el kardo maximus. Muchos de los límites cartografiados concuerdan con divisorias de los municipios actuales, rectos y formando ángulos rectos, y con las acequias y obras de
drenaje. La máxima densidad de trazas se conserva entre Meliana y Massamagrell. Albalat señala
el eje de la parcelación, que tendría un total de 120 centurias (6.048 ha). Posteriormente, Sales, que
ha estudiado el regadío de La Séquia de Montcada, propone un nuevo kardo en una línea recta que
uniría El Monestir del Puig y El Pont de la Trinitat de València, y destaca también que dicha acequia tiene que ser posterior a la centuriación. González Villaescusa, que ha revisado esta centuria-
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ción, señala la presencia de un módulo de 706 x 706 m y destaca también que no tiene relación alguna con el sistema de regadío existente en la zona, dada la incoherencia del parcelario con la estructura general de irrigación.
En la comarca de L’Horta Sud, Pingarrón estudió una reducida centuriación alineada con el itinerario del Camí Reial de Madrid que posiblemente sigue la vía Augusta y se extiende entre Benetússer y Silla. El eje de la carretera N-340 es paralelo al esquema de unas 10 ó 12 centurias que comprenden entre 3.000 y 4.200 ha. Caminos secundarios, acequias, límites municipales y algún antiguo
muro conservan las trazas centuriales. La especial situación geográfica permite pensar en una probable bonificación de la orilla de la cercana Albufera, ya que algunos componentes del sistema de regadío de Favara se adaptan a la geometría parcelaria. Esta parcelación, que algunos autores consideran
insegura, ha sido revisada por González Villaescusa, quien señala la presencia de un módulo de 706
x 706 m, la prolonga al norte del río Turia y propone su identificación con la que se efectuaría en
tiempos de la fundación colonial de Valentia en el 138 a.C.
La centuriación de Ilici, estudiada por Gonzálvez Pérez en 1974, es la más espectacular del País
Valenciano con sus 225 centurias (11.340 ha), su centro situado en la ciudad y los límites fosilizados
en la red viaria y urbana actual. El kardo maximus, orientado de N a S, sigue una calle de la población
y la carretera de Dolores hasta L’Alcúdia, por lo que debía ser un tramo de la vía Augusta. El decumanus maximus coincide con El Camí de Viscarra, y las acequias de riego muestran muchos rastros
coincidentes con la cuadrícula catastral, como La Séquia Major que presenta tramos en zig-zag. La
parcelación se conserva de manera más perfecta en la zona más valiosa y ocupada, es decir, la regada. Esta restitución inicial fue criticada por Corzo, quien corrigió la orientación. Posteriormente,
Gorges dio por buenas ambas propuestas y las puso en relación con dos asentamientos coloniales
consecutivos, uno de César y el otro de Augusto. La última revisión efectuada por Gurt, Lanuza y
Palet confirma la propuesta de Gonzálvez, fija una orientación de 7’5º respecto del norte geográfico,
establece un módulo canónico de 710 x 710 m y considera posible una extensión mayor que la indicada por aquél, desde la sierra hasta la albufera, ocupando todo el llano de Elx. En cuanto a las relaciones morfológicas entre la ciudad y el parcelario, la colonia se localiza aproximadamente en el centro de la pertica, aunque las orientaciones son diferentes, hecho que puede explicarse porque
centuriatio y trama urbana no nacen simultáneamente en el tiempo. Sin embargo, ambas estructuras
no se organizan de forma independiente, ya que la ciudad ocupa el espacio de media centuria.
Finalmente, en cuanto a las cuatro parcelaciones estudiadas por Rosselló entre Caudete y Villena,
González Villaescusa ha señalado su posible origen medieval. Este mismo autor ha indicado la existencia de una centuriación en Llíria con un módulo de 706 m, de la que a penas quedan trazas. Finalmente, las parcelaciones estudiadas por Llobregat en El Pinós, formada por unas 25 centurias, y por
Ponce en Sax, con unas 2.500 ha, no han sido revisadas.
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