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ISSN 1989-508
JUAN PORGAR R1POLLES
Interprdado ne!> !>obre el arte r upe!>tre
M:ís que 3 mi entusiasmo por la :lrqueologí:J rué debido :J mi
profesión. l'omo pintor, el que I:J Sociedad C:lstclloncnsc de Cultu.
r:l me invitase en 1934 :1 colaborar con los profcsorcf¡ Brcuil y Oberm:lier p:lr;¡ b obtención oe los c:llcos copias de !:ls pinturas rup('strcs
dc~ctlhicrt:lll por D. Gonzalo C. Espresati en Ares del Maestre.
1.:1 realización de I:ts copins de estos cOI,juntQS me fué confiada
oficialmente, bajo la dirccci6n científica del Dr. D. Hugo Obermaier, el cual consideró de gr:ln interés Que, junto con los calcos
copias. figurase en dicha Memor;:. Uf. capítu lo de mis impresiones
sobre dicho :Irlc, ~icndo esta la primera vez Que lUí profesional de
I:¡ ¡::linfUra luma parte en empresas de este cariz.
Es opinión dc :dgunos l1rqucólogos que el :1rtist:1 o dibujante designado panl la realización de estas copias , es convenienle sea indiferente a estos estudios, y mucho mejor si ta l individuo tlesconoce
las especies zoológicas que habitaron estos pl.!ríodos, con el tin de
que dé un:1 mayor exactitud del objefo existellte. En cambio, otros
opinan Ju contrario; es decir, Que el copista no solamente conozca
dicha fauna. sino que tenga un interés vivo po r estos estudios.
La clase de trabajo que se les exige a los Que en tal plan actúan,
es solamente el limitarse a copiar con la máxima exactitud cst:lS
pintur:ls en el mismo sitio donde se encuentran, 8in subjetivismos
de ningún género. Ahora bien, esto Que parece tan sencillo, nos depara delicados problemas en la realidad:
).0 Porque el desdoblamiento de IIn calco sacado de una superficic :Iccidentada produce desvirtuamiclllo ele fo rmas si se rcb:ltc
sobre d plano regular del papel; y
-
•
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JUA.N POIIICAR RIMLLES
2.- Porque parte de estas pinturas han llegado 3 nuestra época
en percepción muy difícil. teniendo necesidad de 3clIsar13s más fuertemente con el fin de hacerlas claras en la edición.
Particularidades estas a resolver en el sentido de que, en mi opinión, no pueden confiarse :1 un simple aficionado al dibujo.
TECNICAS
Las escuelas composicionistas, :1 Quien deben su paternidad las
escenas bélicas y cinegéticas de Morclla la Vell:!, Araña, Valltorla.
Dogues y GasulJa. aCUllan una tendencia miniaturista acentuada;
particularidad esta que hace puedan establecerse p:lralclos con otras
tules similares, Que aunque perteneZCan a épocas distintas. presentan análogos sistemas técnicos de realización. Así, pintar de manera direcla v espontán~a tratando de representar las formas con una
sola tinta por medio de trazos sueltos de pincel, tal como se percibe
en todas las artes de tipo caligráfico; valga, por ejemplo, la aplicación decorativa en la cerámica, las aguastinlas indochinas sobre sederías. etc., etc.
Si intenlamos analizar comparativamente las clases de técnica
que presentan las artes de pintura de este tipo. observaremos que no
habiendo entre ellas contaminación o influcncia alguna, ofrecen todas en común un sistematismo análogo debido a leyes de mecánica
e intuición en el oficio, esto es, un habilidolo juego de trazos hecho
con gran maña por la práctica alcanzada en tal ejercicio.
La danza de arqueros del Civil y la escena bélica de Morella.
por la claridad conceptual en la descripción, ¡lsí como por la segu.
ridad y elegancia de su trazado, pcrtenecen a escuelas de depurado
estilo, creadas en el curso evolutivo de largos períodos. En estas
épocas el estudio de sus técnicas y trazados debe formar parte principal en [a investigación científica de este arte:
1.° Porque en [a realizaci6n de las calcos copias se cuidará de
dar similitud d~ factura en el trazado.
2.° Porque tratándose de un arte con caractcrílticas de tipo impresionista, el análisis morfológico de los trazos conduce a sopesar
la capacidad técnica}' conceptual del pintor, sirviendo elto de base
para definir lo substancial en la interpretación.
3. 0 Porque con la eslrucwralidad y contextura de 108 trazos. !oc
sirve el profesional para acusar la calidad de las cosas pinladas; y
4.° Porque muchas de las formas cstilizadas que presentan es le
tipo de arles, deben su origen al sistematismo formulado en las réc·
nicas en sus comienzos.
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ISTERPRET""OUA,...e; SOBoRE EL ARTlE RUPESllRE
3
La pintura que reproducimos en la fig. 1, representa un haz cuya
tr:tyectoria curvada acusa en ambos extremos cinco fugas de trazos,
quedando "inculado por su factura el desliz de cada uno de estos
trazos.
n
- ~.-
%¿-
no
7
Figura l."
Técnicamente, el pintor, para realizar en esta pintura cada uno
de los cinco palos curv:ldos, ha tenido necesidad de humedecer tres
o cuatro veces el pincel para trazar cada palo, a consecuencia de la
absorción de color en I:¡ pared rocosa. Y conceptualmente se sirvió
del sistema oblicuo de representación de este arle, para acusar:ll
haz una posición horizontal, descansando el dorso del mismo sobre
el propio ~uclo cartográfico. De esta manera, apoyando la tesis sobre las características técnicas del trazado, lógicamente podemos interpret:tr esta pintura como ¡cpresentación de un «haz de arcos
(armas) de técnica torpe».
Representa la pintura de la fig. 2, un par de arqueros que amis~
losa mente caminan haci:¡ un lugar determinado de su paisaje. El
autor, por medio de unos finísimos trazos, acusa en su locado apéndices de fornHls varia¡: que Crnnnan o se clavan en sentido perpendicular, entre un:. escot:ldura quc divide en dos protuberancias bulbosas 1:1 parte alta de la c:lbeza. En su parle anterior, en región ¡Unmcntoniana, aparece una silueta dentellada con trazos a manera de
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4
apéndices, que ora recuerdan mechones de pelos, ora resaltan con
vigor rasgos faciales. El resto de las dos figuras está descrito con
h:íbil juego de trazos de extraordinaria vib ración dinámica. en un
-
_.
F.i¡UU 2.-
:Irllbcsco de conjunto impresionista. Resulta, pues, temerario, por
su técnica, conceder v:llor cscnci:!! antropológico :1 esta airosa p;Jreja de ¡arqueros.
Figura J.-
• Otro ejemplar de :uquero. co n fisonomía Facial, se rcpresent.t en
la pintura de la fig. 3, fisonomía debida a combin:lción recíproca de
trazos. Así, el investigador que conozca el tipo de esta clase de ar-
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"'~T'ERf'IRETIMllON,ES
SOBR;E EL ARTIE RUPFST'RE
•
queros y SUS particul:lridades técnicas, no Iratará de analizar el ángulo facial Que presenta su bóveda craneana .
La pintura dada cn la fig. 4, pertenece a uno de los tipos de es-
Figur.
~.'
cuela impresionista, muy expresivos, pero de técnica algo ruda. Los
trazos del manojo de nechas Que IIc"a en su mano izquierda, acusan formas lanceoladas de marcada factura profesional, por lo Que
debemos suponer Que, a pesar del acentuado deterioro de erosión
estalagmítica, existen en toda la figura fragmentaciones Que deben
su forma al trazo primitivo, de cuanto se pintó.
Este arquero, negro manganeso, forma el centro de una alineación en la retaguardia de la cscena bélica existente en el abrigo noveno de la Mola, en Gasulla. Lo hemos forzado a salir de su formación p:lr
lo Alpera, así como el emplazamiento Que ocupa con respecto a
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6
JUAN PORCAR RIPOl-uES
Civil y Dogucs, nos revela su preeminencia, nos descubre ser un
alto personaje y muy principal en el escenario que actúa.
Oc los cinco compañeros de corlcjo. que figuran en el originll.
este arquero, como ante~ dijimos , figura en el centro de la composición, apareciendo todos con rasgos ir6nicos, siendo s6lo este per·
son aje el Que los presenta rcbtivamente mejor definidos. Señalemos
la particularidad de que su cara tiene un nOI:lblc parecido con el
viejo senl:ldo de la barba, según los calcos de Ourán y S:lnlpcrc. de
la ClleV:1 de la Saltadora del barranco de la Valltorta.
PigUN. 3.-
¿ Han sido, acaso, estos rasgos bciales plasmados en el sentido
solemne del retralo? En mi t"anccplo creo responden por su u~cni·
ca impresionista, a una apariencia convencional acusada por el pintor rupestre en su deseo de represent:lrlo por medio de trazos arbitrarios, pero afines en form:l. Es decir, un paralelo con el impresionismo modcrnisl:l de nuestro tiempo, el cual se sirve de trazos complementarios de color para reprclientar la luz en apariencia sobrc
105 obietos, mientras los pintores del paleolítico lo confiaban a las
fOrmas de estos mismOS trazos por esquema.
En las pinturas reproducidas en las figs. 5 y 6, vemos respectiva-
Figutl 6 .•
mente :Icus:lda la ca!id:ld material de los objetos; así, la cestita)' el
carc:lj indican que I:! estructura. del trazado oescribe la contextura
del tejido. Asimismo podemos apreciar en las miniaturas de jabalíes
existentes en' Cueva Remigia, Irnos en sus respectivos lomos mediante los cuales el pintor trala de expresar la9 hirsutas cerdas del
animal.
Sobre este mismo particular señalemos en el gratl calrerisf,;¡ de
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INTBfM'lREltM)Io.-res SOBRE El A:R1I1! RUf>eil'RE
7
1:1 fig 7, de Cueva Remigia, cómo no puede considerarse casuística
la simetría de fallos y trazos que presenta el tal individuo en la regi6n postero-rotuliallll de ambas rodillas, sino al juego de trazos
propuesto deliberadamente por el artista para acusarle la clase de
indumentos de esta parte, según costumbre inveterada.
liemos escogido la pinlura de 1:1 fig. 8, como el prototipo de
:lrquero de Iraz¡ldo c<1ligr:ífico. Lo escncbl para este <1rtista cazador
,
Pigutll 8.-
no ha sido la belleza plástica, sino el representar la acci6n de un
blanco seguro en el objetivo deseado y esta acci6n realista ha sido
estilizada con tal simplicidad de trazos, que un revcstimienro mus<,u1:Ir le convertiría en decadente.
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Interprdado ne!> !>obre el arte r upe!>tre
M:ís que 3 mi entusiasmo por la :lrqueologí:J rué debido :J mi
profesión. l'omo pintor, el que I:J Sociedad C:lstclloncnsc de Cultu.
r:l me invitase en 1934 :1 colaborar con los profcsorcf¡ Brcuil y Oberm:lier p:lr;¡ b obtención oe los c:llcos copias de !:ls pinturas rup('strcs
dc~ctlhicrt:lll por D. Gonzalo C. Espresati en Ares del Maestre.
1.:1 realización de I:ts copins de estos cOI,juntQS me fué confiada
oficialmente, bajo la dirccci6n científica del Dr. D. Hugo Obermaier, el cual consideró de gr:ln interés Que, junto con los calcos
copias. figurase en dicha Memor;:. Uf. capítu lo de mis impresiones
sobre dicho :Irlc, ~icndo esta la primera vez Que lUí profesional de
I:¡ ¡::linfUra luma parte en empresas de este cariz.
Es opinión dc :dgunos l1rqucólogos que el :1rtist:1 o dibujante designado panl la realización de estas copias , es convenienle sea indiferente a estos estudios, y mucho mejor si ta l individuo tlesconoce
las especies zoológicas que habitaron estos pl.!ríodos, con el tin de
que dé un:1 mayor exactitud del objefo existellte. En cambio, otros
opinan Ju contrario; es decir, Que el copista no solamente conozca
dicha fauna. sino que tenga un interés vivo po r estos estudios.
La clase de trabajo que se les exige a los Que en tal plan actúan,
es solamente el limitarse a copiar con la máxima exactitud cst:lS
pintur:ls en el mismo sitio donde se encuentran, 8in subjetivismos
de ningún género. Ahora bien, esto Que parece tan sencillo, nos depara delicados problemas en la realidad:
).0 Porque el desdoblamiento de IIn calco sacado de una superficic :Iccidentada produce desvirtuamiclllo ele fo rmas si se rcb:ltc
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2.- Porque parte de estas pinturas han llegado 3 nuestra época
en percepción muy difícil. teniendo necesidad de 3clIsar13s más fuertemente con el fin de hacerlas claras en la edición.
Particularidades estas a resolver en el sentido de que, en mi opinión, no pueden confiarse :1 un simple aficionado al dibujo.
TECNICAS
Las escuelas composicionistas, :1 Quien deben su paternidad las
escenas bélicas y cinegéticas de Morclla la Vell:!, Araña, Valltorla.
Dogues y GasulJa. aCUllan una tendencia miniaturista acentuada;
particularidad esta que hace puedan establecerse p:lralclos con otras
tules similares, Que aunque perteneZCan a épocas distintas. presentan análogos sistemas técnicos de realización. Así, pintar de manera direcla v espontán~a tratando de representar las formas con una
sola tinta por medio de trazos sueltos de pincel, tal como se percibe
en todas las artes de tipo caligráfico; valga, por ejemplo, la aplicación decorativa en la cerámica, las aguastinlas indochinas sobre sederías. etc., etc.
Si intenlamos analizar comparativamente las clases de técnica
que presentan las artes de pintura de este tipo. observaremos que no
habiendo entre ellas contaminación o influcncia alguna, ofrecen todas en común un sistematismo análogo debido a leyes de mecánica
e intuición en el oficio, esto es, un habilidolo juego de trazos hecho
con gran maña por la práctica alcanzada en tal ejercicio.
La danza de arqueros del Civil y la escena bélica de Morella.
por la claridad conceptual en la descripción, ¡lsí como por la segu.
ridad y elegancia de su trazado, pcrtenecen a escuelas de depurado
estilo, creadas en el curso evolutivo de largos períodos. En estas
épocas el estudio de sus técnicas y trazados debe formar parte principal en [a investigación científica de este arte:
1.° Porque en [a realizaci6n de las calcos copias se cuidará de
dar similitud d~ factura en el trazado.
2.° Porque tratándose de un arte con caractcrílticas de tipo impresionista, el análisis morfológico de los trazos conduce a sopesar
la capacidad técnica}' conceptual del pintor, sirviendo elto de base
para definir lo substancial en la interpretación.
3. 0 Porque con la eslrucwralidad y contextura de 108 trazos. !oc
sirve el profesional para acusar la calidad de las cosas pinladas; y
4.° Porque muchas de las formas cstilizadas que presentan es le
tipo de arles, deben su origen al sistematismo formulado en las réc·
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La pintura que reproducimos en la fig. 1, representa un haz cuya
tr:tyectoria curvada acusa en ambos extremos cinco fugas de trazos,
quedando "inculado por su factura el desliz de cada uno de estos
trazos.
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7
Figura l."
Técnicamente, el pintor, para realizar en esta pintura cada uno
de los cinco palos curv:ldos, ha tenido necesidad de humedecer tres
o cuatro veces el pincel para trazar cada palo, a consecuencia de la
absorción de color en I:¡ pared rocosa. Y conceptualmente se sirvió
del sistema oblicuo de representación de este arle, para acusar:ll
haz una posición horizontal, descansando el dorso del mismo sobre
el propio ~uclo cartográfico. De esta manera, apoyando la tesis sobre las características técnicas del trazado, lógicamente podemos interpret:tr esta pintura como ¡cpresentación de un «haz de arcos
(armas) de técnica torpe».
Representa la pintura de la fig. 2, un par de arqueros que amis~
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autor, por medio de unos finísimos trazos, acusa en su locado apéndices de fornHls varia¡: que Crnnnan o se clavan en sentido perpendicular, entre un:. escot:ldura quc divide en dos protuberancias bulbosas 1:1 parte alta de la c:lbeza. En su parle anterior, en región ¡Unmcntoniana, aparece una silueta dentellada con trazos a manera de
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apéndices, que ora recuerdan mechones de pelos, ora resaltan con
vigor rasgos faciales. El resto de las dos figuras está descrito con
h:íbil juego de trazos de extraordinaria vib ración dinámica. en un
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F.i¡UU 2.-
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su técnica, conceder v:llor cscnci:!! antropológico :1 esta airosa p;Jreja de ¡arqueros.
Figura J.-
• Otro ejemplar de :uquero. co n fisonomía Facial, se rcpresent.t en
la pintura de la fig. 3, fisonomía debida a combin:lción recíproca de
trazos. Así, el investigador que conozca el tipo de esta clase de ar-
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"'~T'ERf'IRETIMllON,ES
SOBR;E EL ARTIE RUPFST'RE
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queros y SUS particul:lridades técnicas, no Iratará de analizar el ángulo facial Que presenta su bóveda craneana .
La pintura dada cn la fig. 4, pertenece a uno de los tipos de es-
Figur.
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cuela impresionista, muy expresivos, pero de técnica algo ruda. Los
trazos del manojo de nechas Que IIc"a en su mano izquierda, acusan formas lanceoladas de marcada factura profesional, por lo Que
debemos suponer Que, a pesar del acentuado deterioro de erosión
estalagmítica, existen en toda la figura fragmentaciones Que deben
su forma al trazo primitivo, de cuanto se pintó.
Este arquero, negro manganeso, forma el centro de una alineación en la retaguardia de la cscena bélica existente en el abrigo noveno de la Mola, en Gasulla. Lo hemos forzado a salir de su formación p:lr
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JUAN PORCAR RIPOl-uES
Civil y Dogucs, nos revela su preeminencia, nos descubre ser un
alto personaje y muy principal en el escenario que actúa.
Oc los cinco compañeros de corlcjo. que figuran en el originll.
este arquero, como ante~ dijimos , figura en el centro de la composición, apareciendo todos con rasgos ir6nicos, siendo s6lo este per·
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la particularidad de que su cara tiene un nOI:lblc parecido con el
viejo senl:ldo de la barba, según los calcos de Ourán y S:lnlpcrc. de
la ClleV:1 de la Saltadora del barranco de la Valltorta.
PigUN. 3.-
¿ Han sido, acaso, estos rasgos bciales plasmados en el sentido
solemne del retralo? En mi t"anccplo creo responden por su u~cni·
ca impresionista, a una apariencia convencional acusada por el pintor rupestre en su deseo de represent:lrlo por medio de trazos arbitrarios, pero afines en form:l. Es decir, un paralelo con el impresionismo modcrnisl:l de nuestro tiempo, el cual se sirve de trazos complementarios de color para reprclientar la luz en apariencia sobrc
105 obietos, mientras los pintores del paleolítico lo confiaban a las
fOrmas de estos mismOS trazos por esquema.
En las pinturas reproducidas en las figs. 5 y 6, vemos respectiva-
Figutl 6 .•
mente :Icus:lda la ca!id:ld material de los objetos; así, la cestita)' el
carc:lj indican que I:! estructura. del trazado oescribe la contextura
del tejido. Asimismo podemos apreciar en las miniaturas de jabalíes
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Sobre este mismo particular señalemos en el gratl calrerisf,;¡ de
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INTBfM'lREltM)Io.-res SOBRE El A:R1I1! RUf>eil'RE
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1:1 fig 7, de Cueva Remigia, cómo no puede considerarse casuística
la simetría de fallos y trazos que presenta el tal individuo en la regi6n postero-rotuliallll de ambas rodillas, sino al juego de trazos
propuesto deliberadamente por el artista para acusarle la clase de
indumentos de esta parte, según costumbre inveterada.
liemos escogido la pinlura de 1:1 fig. 8, como el prototipo de
:lrquero de Iraz¡ldo c<1ligr:ífico. Lo escncbl para este <1rtista cazador
,
Pigutll 8.-
no ha sido la belleza plástica, sino el representar la acci6n de un
blanco seguro en el objetivo deseado y esta acci6n realista ha sido
estilizada con tal simplicidad de trazos, que un revcstimienro mus<,u1:Ir le convertiría en decadente.
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