La Lloma de Betxí (Paterna): datos sobre técnicas de construcción en la Edad del Bronce
María Jesús de Pedro Michó
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ARCHIVO DE PRElfiSTORIA LEVANTINA
Vol. XX (Valencia, 1990)
M.11 JESÚS DE PEDRO MICHÓ*
LA LLOMA DE BETXÍ (PATERNA): DATOS SOBRE TÉCNICAS
DE CONSTRUCCIÓN EN LA EDAD DEL BRONCE
Entre las personas dedicadas al estudio de la Edad del Bronce en nuestras tierras
destaca la figura de E. Pla, investigador que desde fechas tempranas se inclina hacia
est a etapa de la Prehistoria valenciana. Su interés por el tema se refleja en la bibliografía en diferentes ocasiones, entre ellas su comunicación sobre el Cercat de Gaianes
(1), los trabajos realizados en Els Germanells de Rafelbunyol y en los enterramientos
eneolíticos y de la Edad del Bronce de la Cova dels Gats de Alzira, el estudio de la Muntanyeta de Cabrera, junto a D. Fletcher (2), o la Cova de Ribera (3). Otras publicaciones
suyas versan sobre el tránsito de la Edad del Bronce a la del Hierro (4), los brazaletes
de arquero (5) o las dataciones absolutas del Pie dels Corbs (6). Destaca, asimismo, su
labor de dirección en las excavaciones de la Ereta del Pedregal, Navarrés, junto a D.
Fletcher y E. Llobregat (7) y, posteriormente, junto a B. Martí y J . Bernabeu (8).
Con el presente trabajo pretendemos hacer una aportación a la ya abundante bibliograffa sobre la Edad del Bronce y a la vez dedicar un sincero homenaje a E. Pla, bajo
cuya dirección comenzamos en 1984 las excavaciones en el poblado de la Edad del
Bronce de la Lloma de Betxí.
• Servicio de Investigación Prehistórica, Diputación Provincial. 46003 Valencia.
(1) E. P.I..k -.El •sereet" do Gayaoea (Alicante)•. Comunicaciones del Servicio do investigación Prehistórica al! Congre.'l() Arqueológico
del Levante EspaJiol. Servicio de Investigación Prehistórica (Serie de 'lnbl\joa Varios, nllm. 10), Valencia, 1947, págs. 27-34.
(2) O. FLETCHER Y E. P.I..k -.El poblado de la Edad del Bronce de la Montanyeta de Cabre-ra (Vedat do Torrente, Valencia).. 'l'rabs,jos
Varios del S.I.P., nllm. 18, Valencia, 1956.
(3) E. PLA: •La Covacba de Ribera (Cullera, Valencia)•. Arehivo de Prehistoria Levantina, VU, Valencia, 1958, págs. 23-54.
(4) E. PLA: •El problema del tránsito de la Edad del Bronce ala del Hierro en la región valenciana•. Crónlce del V Congreso Nacional
do Arqueología (Zarago.a, 1957). Zaragoza, 1959, págl¡. 128-133.
(6) E. PLA: •Loe Ua.madna brualetea de arquero y el Eneolítico valenciano•. Crónica del VIU CoQBJUO Nacional de Aqueologfa (SeviUa-Mál~~~&, 1963), Zara¡oza, 1964, págs. 216-226.
(6) E. PJ..A: •Fecha absoluta del Pie dels Corba en relación con las obtenidas en otros yacimientoa valencianoa•. Arse, IX, núm. 8, Sa·
gunlo, 1966, páp. 8-10.
(7) O. FLETCHER, E. PLA y E. A. LLOBRECAT: .La Ereta del Pedregal (Navarrét, Valencia).. Excavacionea Arqueológicas en Espalla, núm. 42, Madrid, 1965.
.
(8) E. PLA, B. MARTf y J. BERNABEU: ·La Ereta del Pedregal (Navarrés, Valencia) y loe inlcioe de la Edad daJ Bronceo. XVI Con·
greao Nacional de Arqueología (Murcia, 1981), Zaragoza, 1983, páp. 239-247.
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Lloma d~ B~txi (Pattma)
Fig. l.-Localización del yacimiento.
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SITUACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL YACIMIENTO
El poblado se encuentra al oeste de la ciudad de Valencia siguiendo el curso del río
Turia hacia su nacimiento, en un paisaje formado por una serie de suaves ondulaciones
del terreno arcillo-margoso coronadas por calcáreas lacustres. Los cerros de formación
terciaria y de escasa altura de Monteada y Paterna forman entre ellos una pequeña
franja de huerta que llega, río arriba, hasta Vtlamarxant, destacando en este espacio
geográfico tan sólo dos pequeñas estribaciones del Sistema Ibérico, las sierras de la Rodana y Perenxisa, de formación mesozoica (9). En medio de este paisaje, profundamente transformado por la mano del hombre, destaca la presencia de un espacio, aún
hoy con abundante vegetación, denominado la Vallesa de Mandor, que se extiende por
el término municipal de Paterna, junto a la Canyada y la ribera septentrional del río
Turia (fig. 1).
Aunque transformada en la actualidad, en su parte más baja, por la presencia de
cultivos de regadío, la Vallesa de Mandor conserva aún una típica vegetación mediterránea, formada por la alianza Oleo-Ceratonion con la presencia de bosques de carrascas degradados junto a pinos carrascos, lentiscos, acebuches, leguminosas, palmitos, esparto, etc. (10) propios de la asociación Quercetum-lentiscetum. La pinada es extensa y
cubre la mayor parte de los pequeños cerros o lomas de esta propiedad; entre éstos destaca uno, aislado y sin vegetación, en donde se encuentra el yacimiento de la Lloma de
Betxí, de poca elevación, en la margen izquierda del río y a escasos metros de éste
frente a la denominada Presa de Manises, situada en la otra margen del río, siendo
aquí en esta zona más baja junto al Turia donde aparece una vegetación diferente propia de ribera.
Son sus coordenadas UTM 7/14/20 y 43178/40, según el Mapa 'lbpográfico Nacional,
Hoja 696-ill de Bwjassot en su 1.ª edición de 1976; su altura media es de 99 m.s.n.m.,
aunque su desnivel con respecto al llano circundante es tan sólo de 30 metros. Es una
pequeña loma de composición arcillo-margosa, sobre un lecho natural formado por gravas y pequeñas piedras adheridas al manto rocoso que es visible en algunos puntos del
cerro donde la erosión ha sido más intensa; su orientación general es noroeste-sureste,
de forma alargada y con unas dimensiones en la parte superior de aproximadamente 50
x 20 metros (lám I, A).
ANTECEDENTES BIBLIOGRÁFICOS
La Lloma de Betxí es conocida como poblado de la Edad del Bronce desde el año
1928 en que encontramos la primera referencia bibliográfica hecha por N.P. Gómez Se-
(9) A. LÓPEZ GóMEZ: •Geografia de lea terrea valencianes•. Papera buics 3 i 4, Departament de Oeografia de la. Univeraitaf de
Val~ncia, Val~ncia, 1977.
(10) Op. cit. nota 9.
E. GRAU ALMERO: •El uso de la madera en yacitnientos valencianos de la Edad del Bronce a Epoca VISigoda. Datos etnobotánic:oe y reconstrucción ecológica scgün la Antracologfa.. Thsis Dodoral (inédita), Univeraitat de VaiMcia., Valencia, 1990.
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rrano (11), quien cita a la Lloma de Betxí como poblado del Bronce donde pudiera apreciarse el tránsito a la Cultura Ibérica.
Posteriormente, serán diversas las ocasiones en que aparece mencionada como poblado perteneciente a la Cultura del Bronce Valenciano. Llobregat, cuando estudia los
precedentes de la Valentía romana, distingue tres áreas entre el poblamiento de la
Edad del Bronce que ocupan la llanura entre el Palancia y el Xúquer; así, en su zona
central están los cerros que rodean por el oeste a Valencia como la Lloma de Betxí, Els
Carassols y la Muntanyeta de Cabrera (12). Finalmente la encontramos citada por Tarradell (13), Pla (14) o Badía Macián (15).
A pesar de ser conocido y mencionado reiteradamente, nunca fue objeto de excavación o prospección arqueológica hasta el año 1984, en el que realizamos una visita al
yacimiento motivada por un trabajo de prospección en el Camp de Túria dirigido por H.
Bonet; la finalidad de esta visita era la de confirmar si realmente nos encontrábamos
ante un yacimiento en el que la transición entre la Edad del Bronce y la Cult ura Ibérica era manifiesta, hecho éste que no fue corroborado.
La presencia de abundantes restos cerámicos y óseos en la superficie del cerro, ocasionada por los enormes agujeros realizados en su parte sureste por excavadores clandestinos, puso en evidencia que n os encontrábamos ante un poblado de la Edad del
Bronce con una potente estratigrafia en la que se reflejaba la existencia de un nivel de
incendio muy bien delimitado, así como de res tos de construcciones de piedra de tamaño cons iderable.
LAS EXCAVACIONES
A) HABITACIONES I Y II
La inspección realizada en la Liorna de Betxí y el peligro de destrucción existente
fueron los hechos que motivaron el inicio de las excavaciones en octubre de 1984, centradas inicialmente en la parte superior del cerro que mostraba la existencia de una potente estratigrafia.
El área excavada en esta zona es en la actualidad de 168 m2, correspondiendo en su
mayor parte a dos grandes habitaciones o departamentos cuya estratigrafia ha puesto
de manifiesto la existencia de dos niveles de ocupación bien diferenciados. El superior,
r elacionado con estratos que presentan tierras amarillentas, piedras sueltas y alguna
concentración de tierra gris cenicienta, donde aparece la mayoría de materiales arqueológicos de este nivel; estos estratos sólo son visibles en la parte más eleva da del cerro, o
sea·en su zona central, estando muy arrasados en los bordes del área excavada coinci(11) N. P. GÓMEZ SERRANO: · Contribució al' estudi toponímic de l' Ora Marítima•. Anales del Centro de Cultura Valenciana, núm. 2,
Valencia, 1928, pág. 126.
N. P. GÓMEZ SERRANO: •Un hiatus prehis tórico en las estaciones de altura levantinas•. Archivo de Prehistoria Levantina,
vol. I, Valencia, 1928, pág. 28.
(12) E. LLOBREGAT CONESA: .Precedentes y ambiente comarcal de la Valentía romana•. Saguntum, 1, Valencia, 1962, págs. 35· 51.
(13) M. TARRADELL MATEU: •Historia del Pais Valenciano•. Tomo l. Bal'()elona, 1965, pág. 57.
(14) E. PLA BALLESTER: •Enciclo~dia de la Región Valenciana.. Vol. 8, Valencia, 1973, pág. 206.
(15) V. BADÍA MACIÁN: •Paterna en la Prehistoria-. Paterna, 1984.
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diendo con el límite de esta plataforma superior. El inferior, mejor documentado, con
estratos caracterizados por un potente derrumbe de piedras y material de construcción
endeble (mortero de tierra, restos de enlucido de paredes y techumbre con improntas de
cañas y ramas ... ) y un nivel de incendio marcado por la presencia de tierra muy suelta
de color oscuro con abundantes carbones y cenizas donde se encuentra la casi totalidad
del material arqueológico, sobre un suelo de tierra apisonada (16).
A.l)
La Estratigrafía
Para la descripción de la estratigrafia haremos mención, por separado, de cada una
de las dos habitaciones, haciendo constar que ésta se refiere a la sedimentación depositada entre los muros que delimitan ambos departamentos desde el nivel superficial. La
Habitación 1, situada en el extremo sureste de la plataforma superior del cerro, presenta la siguiente estratigrafia (fig. 2):
Estrato 1: Humus vegetal o. tierra superficial, de color grisáceo, con algunas piedras
sueltas de mediano y gran tamaño, entre 20-30 cm. de espesor y con escaso material arqueológico.
Estrato II: Tierra compacta y homogénea de color amarillento con abundantes piedras; corresponde, posiblemente, al derrumbe de las estructuras pertenecientes al nivel
de ocupación superior que serían de piedra trabadas con abundante mortero de tierra.
Estrato 111: Tierra gris muy suelta y cenicienta, con un espesor entre 15-20 cm. que
aparece representado, únicamente, en los cortes norte y oeste de la habitación. En su
interior aparecieron abundantes restos de fauna y cerámica que testimonian el nivel de
ocupación mencionado.
Estrato IV: Entre 50-80 cm. de espesor, formado por abundantes piedras y mortero
de tierra procedentes del derrumbe de las paredes de la habitación, así como de su techumbre. Su disposición parece indicar que el derrumbe del departamento se produjo
hacia el sureste, encontrándose los muros del lado norte y oeste desplomados en su interior y los lados sur y este hacia el exterior.
Estrato V: Formado por tierra suelta de textura muy fina y de color oscuro, debido a
los abundantes carbones y cenizas que contiene, apareciendo en algunos puntos manchas rojizas de arcilla quemada así como manchas blanquecinas de cal. Su espesor varía entre 20-30 cm. y su disposición en el corte norte refleja un fuerte buzamiento hacia
el noroeste que en algunos puntos alcanza un desnivel superior a 30-40 cm. siguiendo
la linea del suelo de la habitación; este estrato corresponde a la primera ocupación del
yacimiento.
Estrato VI: Suelo de tierra apisonada de color amarillento, ennegrecido por la acción
de los troncos carbonizados caídos sobre él, de poco espesor en el corte este y mayor en
el oeste, quizás para vencer el desnivel del mismo, como si éste se hubiera corregido en
(16) M. J . DE PEDRO y E . GRAU: cTécnicaa de oonatrucri6n en la Edad del Bronce: La IJoma de Betd (Paterna, Valenc;W.. llnd Deil
Corúerence of Prehiatory: Archaeologieal 'n!dmiquea, 'D!dmology and Tbeory. 23·30 Septiembre 1988. Deil, Mallorca (en pre.naa).
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M.1 JESÚS DE PEDRO
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Fig. 2.-Estratigrafía de la Habitación l. Corte N. A-B/14.
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Fig. S.-Estratigrafía de la Habitación ll: Corte N. C-B-A/22.
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parte mediante un mayor relleno de tierra. Este suelo descansa sobre una base hecha
de gravas y pequeñas piedras que forma a modo de una preparación o nivelación del terreno sobre la roca. La presencia de abundantes troncos carbonizados sobre este suelo
indica una destrucción violenta producida por la acción del fuego que haría desplomarse en primer lugar la techumbre de madera, material más perecedero, produciéndose acto seguido el derrumbe de las paredes de piedra más consistentes.
La Habitación 11 se encuentra al norte de la Habitación 1, separada de ésta por un
muro de piedra. Su estratigraña es la siguiente (fig. 3):
Estrato I: Humus superficial con alguna piedra suelta y raíces vegetales abundantes, más potente en el ángulo sureste de la habitación, entre 20-30 cm. de espesor.
Estrato II: Tierra amarillenta de textura compacta y homogénea, con algunas piedras; correspondiente a las estructuras del segundo nivel de ocupación que, a juzgar
por la sedimentación resultante, debían ser poco consistentes, de tierra. Su espesor varía de 20 cm. en los extremos laterales de la habitación a 60-70 cm. en el centro de la
misma.
Estrato III: Tierra negruzca o rojiza bastante suelta y quemada concentrada en diferentes zonas; corresponde al nivel de ocupación mencionado en el Estrato 11.
Estrato IV: Tierra amarillenta compacta con piedras de mediano y gran tamaño,
muy abundantes. De gran potencia, sobre todo en el corte oeste, corresponde al derrumbe de parte de las paredes de la habitación, producido con posterioridad a la destrucción de la misma y una vez transcurrido un lapso de tiempo considerable aunque
no determinado. En todo caso este estrato de tierra y piedras sirvió de base al segundo
nivel de ocupación. Su espesor oscila entre 10 cm. en el lado este y 80 cm. en el oeste.
Estrato V: Este estrato aparece definido por una línea de unos 4-6 cm. de grosor, de
color rojizo y negro que, a nuestro parecer, señala el límite entre la destrucción generalizada de la habitación como consecuencia de un incendio y el posterior desmoronamiento de las estructuras señaladas en el estrato N. El aspecto que ofrece es el de una
capa de enlucido o revoco de tierra, quemado y caído con su cara externa hacia abajo.
Estrato VI: Potente derrumbe formado por los fragmentos del techo de color rojizo y
las piedras trabadas con tierra amarillenta de las paredes. Es semejante al estrato IV
de la Habitación 1, con 120 cm. de potencia máxima que evidencia el derrumbe que siguió a la destrucción del primer nivel de ocupación.
Estrato VII: Alternancia de tierras sueltas negras, de textura muy fina, con presencia de abundantes troncos carbonizados y manchas de tierra rojiza del entramado de la
cubierta: nivel de destrucción provocado por incendio.
Estrato VIII: Suelo de ocupación formado por tierra apisonada y quemada, con un
fuerte desnivel hacia el noroeste; preparación hecha a base de cantos y gravas sobre el
lecho rocoso que a la vez sirve de nivelación del terreno.
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La estratigrafía aporta documentación precisa que se interpreta de la siguiente
forma: en primer lugar tenemos un nivel de ocupación marcado por los suelos de tierra
apisonada, estrato VI en la Habitación I y estrato VIII en la Habitación II; sobre estos
suelos se encuentran depositados los materiales arqueológicos así como los carbones y
cenizas que componen el estrato superior correspondiente al momento en que se produce la destrucción de esta ocupación debida a un incendio violento a consecuencia del
cual se desploma la cubierta de la construcción, de material más ligero, estratos V y VII
respectivamente. Posteriormente viene el derrumbe de las estructuras más consistentes de piedra y tierra, estratos IV y VI.
A partir de este momento se aprecia una diferente sedimentación para cada departamento. En la Habitación I tenemos, directamente sobre el estrato IV, la presencia de
una concentración de tierra gris con restos materiales y un estrato superior de tierra
amarillenta y alguna piedra que debe corresponder a la destrucción o arrasamiento de
estructuras de poca consistencia. Al parecer, los nuevos ocupantes se asientan sobre las
ruinas de la anterior ocupación y quizás reutilicen parte de las estructuras que aún
queden en pie.
Por otra parte, en la Habitación II, sobre el estrato VI que corresponde al derrumbe
de las paredes, se sucede una capa muy fina de coloración oscura, estrato V, que marcaría el final de la destrucción violenta, aunque posteriormente las estructuras sufren un
deterioro más lento que se va depositando por encima de esta capa y que servirá de
base a la nueva ocupación marcada por unas estructuras más endebles y las concentraciones de cenizas o tierra quemada que aparecen de forma dispersa sobre el área excavada.
La desaparición de estas estructuras más endebles configura el estrato II sobre el
cual tenemos, finalmente, el estrato superficial o humus vegetal. Igual que en la Habitación I, podemos pensar que las estructuras más antiguas que se mantuvieran levantadas después del abandono del primer asentamiento pudieron ser reutilizadas con posterioridad.
Según la estratigraña descrita son dos los niveles de ocupación; no obstante, abordamos en la presente ocasión únicamente la interpretación del primero de ellos, o sea
del asentamiento inicial.
A.2) Los restos constructivos
Las estructuras localizadas, situadas en la parte superior del cerro, configuran una
gran construcción de planta aproximadamente rectangular dividida en dos grandes departamentos o habitaciones a las que llamamos Habitaciones I y II (fig. 4). Los muros
que delimitan esta construcción son de piedra, de aparejo irregular y de mediano tamaño, sin carear y trabado con tierra, con una disposición descuidada; de un metro de
anchura aproximadamente en todo el perímetro descubierto delimitando un edificio que
globalmente tiene una anchura de 5-6 m., siendo su longitud de 27 m. hasta el momento, ya que el extremo norte de la Habitación II no ha sido excavado (lám. I, B). Dichos muros se encuentran revestidos por un enlucido o revoco que cubre, de manera
uniforme, toda su extensión, tanto su cara interna como la externa. Enlucido hecho con
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la misma tierra que ha servido de trabazón a las paredes y que presenta un tono rojizo
debido a la rubefacción a que ha sido sometido. La cara exterior de los muros presenta
una disposición más cuidada de su paramento, marcando su trazado con piedras de mayor tamaño ligeramente desbastadas y colocadas de forma ordenada. El alzado de las
paredes se conserva, en general, con una altura superior a un metro, llegando a dos metros en algunos puntos donde la estratigrafia presenta una mayor potencia. Los muros
afloran desde el nivel superficial y, a juzgar por la altura conservada, no parece que tuviesen un alzado de tapial sobre el zócalo de piedra, sino que debieron ser en su totalidad de piedra.
No existe a lo largo del trazado de este recinto ningún indicio de la existencia de divisiones internas a excepción del muro que divide la estructura en dos habitaciones y
que está realizado con la misma técnica constructiva observada en el resto. La disposición del paramento así como del enlucido permite conocer los detalles de la técnica utilizada, apreciándose que este muro transversal no se adosa a los tramos longitudinales
sino que forma con el resto de la estructura un único lienzo continuo cubierto de forma
homogénea por el enlucido, presentando suaves ángulos redondeados en sus esquinas
donde las piedras se han trabado encajándose de forma intercalada en el aparejo de los
tramos longitudinales.
En el interior de las habitaciones se puede ver cómo la estructura descansa, sin ningún tipo de cimentación previa, sobre el suelo natural de la montaña; se encuentra en
contacto con el piso de tierra al que se une mediante la capa de enlucido. En el exterior,
su edificación se realiza sobre el lecho rocoso no apreciándose un acondicionamiento
previo. Se trata, pues, de un gran espacio en la parte alta sin evidencias de construcción anteriores, lo que será elemento de reflexión importante a la hora de analizar la
evolución del poblado.
Tampoco se aprecia en el paramento de los muros la presencia de puertas o ventanas que den acceso al interior de la estructura; sí existe en el muro medianero un vano,
de un metro de anchura, de la puerta que permitía la comunicación entre ambas habitaciones. Teniendo en cuenta las dimensiones de las dos dependencias así como la altura de sus muros creemos probable la existencia de pequeñas ventanas que facilitaran
la iluminación interior, aunque éstas no se hayan localizado, quizás por encontrarse a
gran altura. En cuanto al acceso desde el exterior, por el momento no ha sido localizado; no se observa ninguna alteración ni en el paramento ni en el enlucido del lienzo
descubierto. Cabe la posibilidad de que los accesos de entrada se encontraran en el extremo norte de la Habitación II que por el momento no ha sido excavado, o en el extremo suroeste de la Habitación I, zona saqueada por clandestinos.
En el interior de las habitaciones, sobre el suelo de ocupación, aparecen una serie
de estructuras destinadas a diversas funciones cuyo análisis nos permitirá conocer si
estos departamentos constituyen lugares de habitación o bien son dependencias con carácter comunitario destinadas a actividades relacionadas con la vida económica del poblado.
En la Habitación I se encuentra un banco adosado al muro este formado por tres
elementos diferenciados: el primero de ellos realizado con lajas de piedra colocadas en
posición vertical que delimitan un pequeño espacio cuadrangular enlosado por piedras
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más pequeñas y cantos rodados, en cuyo interior aparecieron fragmentos de barro con
improntas de ramaje procedentes, bien del techo de la habitación o bien de la propia cubierta de esa estructura que pudo ser de barro y estar también enlucida. Sus dimensiones son las de un cuadrado de 70 cm. de lado con una altura entre 30-40 cm. A su derecha y hacia el sur se encuentra una pequeña balsa de forma rectangular, de paredes de
tierra enlucidas con cal, con una profundidad de 20-30 cm. en cuyo interior aparecieron
cenizas muy sueltas. Junto a ésta un pequeño murete de tierra, enlucido y de escasa altura que corría paralelo al muro formando una cavidad en la que se encontraron fragmentos de vasos cerámicos. Tenía entre 80-90 cm. de longitud y una anchura de 20-30
cm., dejando un espacio libre de 35 cm. de ancho utilizado como vasar (lám. II, A).
Construcciones semejantes a ese murete aparecen también en otros puntos de la habitación; son de tierra endurecida en cuyo armazón interno se coloca alguna piedra
para darle mayor consistencia, su exterior está enlucido unido al piso de tierra formando a modo de un resalte sobre el suelo. Dos son los muretes hallados, aparte del
que hemos descrito ya, que delimitan un espacio alargado de 160 cm. para almacenar
cereales y una concentración de cenizas muy sueltas de forma circular de 125 cm. de
diámetro.
Otras estructuras también de la Habitación 1 se han utilizado como soportes o vasares de recipientes cerámicos. Uno realizado en barro directamente sobre el suelo que
formaba un resalte de forma circular de 70 cm. de diámetro y 15-20 cm. de altura, con
un grosor de 10 cm., en cuyo interior aparecía una gran vasija de almacenaje. Otro integrado por tres piedras hincadas verticalmente configurando un espacio cuadrado junto
al muro este que contenía una cazuela.
En cuanto a la Habitación ll, destaca la presencia de otro soporte circular de barro
endurecido, de 67 cm. de diámetro, similar al de la Habitación l. El grosor de sus paredes es de 10 cm. y su altura de 25-30 cm. en el exterior y 20 en el interior. Se levanta
directamente sobre el suelo de tierra y su base está formada por una piedra grande de
forma plana y otras de menor tamaño a su alrededor en contacto con el enlucido. En el
momento de la excavación se encontraba vacío, pero junto a él aparece caída una gran
vasija cerámica muy fragmentada y quemada que debió ocupar ese espacio.
Otra estructura aparece adosada al muro este de la habitación, de tierra arcillosa
revestida por una capa de enlucido, su forma es aproximadamente rectangular, aunque
redondeada en sus extremos y con un ligero entrante en su parte central, siendo su armazón interno de piedra. Al parecer no se trata de un banco, pues su parte superior no
es plana sino que presenta una suave pendiente a partir del muro para finalizar en sus
extremos delanteros más salientes; mide 220 cm. de longitud por 60-80 cm. de anchura
y una altura de 30-40 cm.
En ambas habitaciones aparecen piedras de mediano tamaño y de forma plana que
se encuentran colocadas sobre el piso en los puntos donde su buzamiento es marcado.
El desnivel del suelo se salva por medio de estas piedras, especie de escalones dispuestos de forma intencionada y recubiertos de tierra para vencer la pendiente.
Por último, cabe señalar la presencia en ambas habitaciones de una serie de piedras
de forma cuadrangular y plana, de unos 40 cm. de lado, colocadas sobre la superficie
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del suelo y alineadas en dos hileras paralelas a los muros y entre sí. Existe en su disposición una clara relación por cuanto la distancia, de aproximadamente dos metros, es
constante tanto entre las piedras de una misma hilera como entre ambas alineaciones y
entre éstas y los muros. Sobresalen del suelo entre 10-20 cm. y presentan la superficie
superior lisa, algunas de ellas con trazos ennegrecidos o alteraciones debidas al fuego.
La situación de estas dos series de, al menos, cuatro piedras unida a la presencia de
troncos carbonizados junto a ellas nos lleva a pensar que se trate de la base de los postes que sustentaron la techumbre de la estructura. Al menos en un caso el soporte se
ha realizado sobre una piedra plana de menor tamaño que las anteriores, rodeada de
otras más pequeñas hincadas de forma vertical constituyendo a modo de un agujero de
poste que conservaba en su interior una mancha circular de tierra muy suelta y oscura
procedente de la descomposición del tronco.
Otros restos de divisiones internas o de elementos de construcción no han sido localizados, posiblemente por el carácter endeble y perecedero de sus materiales. En el caso
de la madera, la presencia de troncos carbonizados caídos sobre el suelo indica una importante utilización de este material; por su disposición, su procedencia debe buscarse
en el derrumbe de la techumbre como veremos más adelante al interpretar los restos
constructivos.
B)
CORTES E., O. Y S.
Los trabajos se han centrado durante las primeras campañas de excavación en el interior de las Habitaciones 1 y II hasta que, en 1988, a la vista de los resultados anteriores, se han planteado nuevos objetivos, como son la delimitación del área total ocupada
por el asentamiento, la documentación sobre la existencia de otras dependencias en la
ladera o en la parte baja del cerro, o la localización de construcciones relacionadas con
la defensa del poblado o con su trazado urbanístico.
En las últimas campañas de excavación se han realizado cortes estratigráficos en
las laderas oriental, occidental y meridional del cerro, de dos metros de anchura, trazados de forma perpendicular a la orientación de los departamentos 1 y 11 en el caso de los
Cortes E. y 0.; siguiendo la orientación de ambos departamentos en el caso del Corte S.
situado a partir del muro que limita la Habitación 1 en el sentido longitudinal del cerro.
Por el momento no entraremos en descripciones detalladas de la estratigrafía y restos
constructivos localizados en estos cortes, pero los resultados obtenidos serán de gran interés a la hora de interpretar las técnicas constructivas empleadas en el asentamiento,
como veremos a continuación.
INTERPRETACIÓN Y VALORACIÓN DE LOS RESTOS CONSTRUCTIVOS
A)
HABITACIONES 1 Y 11
El estudio de la estratigrafia y de los restos constructivos nos muestra una importante presencia del tapial o mortero de tierra, así como de la madera, elementos que,
junto con las piedras, constituyen los materiales más utilizados en la construcción de
las diferentes estructuras localizadas.
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El análisis de la madera carbonizada y de las estructuras nos permite conocer las
características generales del asentamiento y más concretamente las técnicas y materiales utilizados en su construcción.
La madera carbonizada localizada sobre el suelo de ocupación de ambas habitaciones muestra la presencia casi exclusiva de dos únicas especies, Quercus ilex y Pinus halepensis (17), encontrándose las carrascas próximas a las dos series longitudinales de
piedras alineadas y planas a que hacíamos mención anteriormente, y apareciendo éstas
en menor proporción que los restos de pino carrasco, aunque su calibre es superior. Los
pinos son la especie más abundante y su distribución se realiza sobre el suelo de forma
heterogénea, caídos en distintas direcciones y conservando dimensiones variables, en
muchos casos de más de 150 centímetros de longitud y 10-15 centímetros de diámetro.
No presentan una disposición ordenada y aparecen mezclados con los restos de mortero
de tierra o tapial que, con toda seguridad, proceden de la techumbre. Las improntas
que cañas y ramajes han dejado en estos fragmentos de tapial, junto con los restos de
pinos, indican la forma en que se realizó el techado de las habitaciones. En nuestra opinión, éste constaría de una armazón de vigas y traveseras de troncos de pino sin escuadrar que irían entrecruzados y unidos mediante cuerdas de esparto, de las que se han
conservado algunos vestigios. Este armazón estaría recubierto por otro más ligero de
cañas y ramaje (lentisco, acebuche, esparto, aliagas ...) sobre el cual se extendería, descansando sobre dos hileras de postes de carrascas cuyos restos conservan al menos 20
centímetros de diámetro. La base de estos postes está constituida por las dos alineaciones de piedras dispuestas sobre el piso; de esta manera se protegía la madera de la humedad procedente del suelo y, al mismo tiempo, se evitaba su hundimiento.
La localización exacta de los postes junto a las piedras que los sujetaban no se ha
confirmado de manera general, sino sólo en algunos casos. Este hecho puede ser debido
a que los postes no se hayan conservado por haber sido reducidos a cenizas, aunque
también es posible que se hubieran mantenido en pie siendo reutilizados posteriormente. Este segundo caso parece el más probable teniendo en cuenta que, al ser la carrasca un árbol resistente, los postes pudieron haber permanecido erguidos aún cuando
el incendio provocase el desplome de la techumbre compuesta por elementos menos
consistentes que ardieron de forma más rápida.
En base a los datos expuestos podemos admitir que los restos constructivos conservados configuran una gran construcción de planta rectangular cuyos muros son de piedra trabada con tierra y techada por una cubierta de troncos, tierra y ramaje que se
apoya directamente sobre los muros y sobre dos series paralelas de, al menos, cuatro
postes alineados longitudinalmente.
Resulta más problemático, sin embargo, dar una interpretación definitiva al plano de
inclinación que presentaría la techumbre que, según las características descritas, puede
presentar diversas soluciones, a dos aguas, plana o con ligera inclinación a un agua.
La existencia de cuatro series de apoyo, los dos muros y las dos hileras de postes
centrales, así como la anchura de los departamentos, permite pensar en la posibilidad
(17) Op. cit. nota 10 y 16.
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M.1 JESÚS DE PEDRO
de que la cubierta tuviese vertiente a dos aguas, solución arquitectónica compleja pero
viable al poseer los suficientes apoyos para contrarrestar el empuje de las vigas maestras necesarias para su construcción. Las dimensiones y localización de los troncos carbonizados no parecen indicar la presencia de estas vigas sobre las cuales se estructuraría el resto del armazón; su ausencia podría explicarse de la misma forma que hemos
visto para los postes, es decir, que su grado de conservación las hiciera reutilizables en
un momento posterior o que hubieran desaparecido a causa de su total combustión. No
obstante, en este segundo caso, su desplome en el interior de la habitación hubiera dejado los trazos inequívocos de su utilización, aún cuando se hubieran consumido totalmente.
Si desechamos la hipótesis de la existencia de una viga maestra central, cabe la posibilidad de que la techumbre fuera plana, bien como una construcción en terraza o
bien presentando una suave inclinación. Ambas soluciones, en terraza o en ligera pendiente, parecen factibles a partir de los elementos constructivos de que disponemos, vigas y traveseras de pino sin escuadrar y de grosor medio que irían colocadas directamente sobre los muros, encajadas entre las piedras, y sobre los postes, entrecruzadas y
unidas a éstos por medio de cuerdas o aprovechando el posible acabado de la superficie
superior de los troncos en forma de gancho u horquilla. La presión ejercida por el peso
de la cubierta plana podía contrarrestarse gracias al refuerzo lateral de los postes mediante troncos de menor tamaño apoyados oblicuamente sobre ellos y cuya existencia
parece corroborada por la presencia, junto a la base de los postes, de piedras planas
más pequeñas que servirían de soporte a estos contrafuertes. Esta solución constructiva debió ser de uso común y así se ha puesto de manifiesto en las construcciones de
cabañas del grupo Fontbouisse, donde los restos localizados permiten modelos de reconstrucción de este tipo (18).
La techumbre o cubierta debía ir revestida, igual que los muros, por un enlucido de
tierra como demuestran los abundantes fragmentos de barro endurecido encontrados
entre el derrumbe y que presentan una cara plana; debía apoyar directamente sobre los
muros de piedra ya que la altura conservada por éstos no parece indicar que sobre el
zócalo de piedra se elevara un muro de tapial o adobe.
La estratigrafía depositada entre los muros de ambos departamentos nos muestra,
asimismo, cómo se realizó el derrumbe del techo, de forma más o menos regular y homogéna en toda la superficie excavada, en un momento anterior al desplome de los muros de piedra que, por el contrario, presentan una distribución irregular apreciándose
cierta orientación en la caída de las piedras que se produjo hacia el noreste y se evidencia en los cortes estratigráficos por la presencia del derrumbe del muro oeste en el interior de los departamentos y del muro este en el exterior. El desplome o caída de los muros constituye un proceso destructivo de mayor duración por la consistencia más sólida
de las paredes en comparación con la techumbre de ramas, troncos y tierra más ligera y
frágil.
(18) C. LASSURE: •La picm~ et le bois daos la teclmologie de construction dea Fontbuxiens: easai de rutitution des supel"8truetures de
lcurs édifices la plan bi·absidial et A plan cireu.laireo. l:évolution dea techniquea de la construction A eec dans l'babitat en Languedoe du néolil.hique l la période contemporaine. Acl.es des joumeés d'éwde de Viota.le.Fort (Hlltault) 1983. l:archit.ecture vernacu·
laire, aupplcment núm. 3, pAga. 43·56.
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LA LLOMA DE BETXÍ
15
La interpretación de los restos constructivos de la Lloma de Betxí plantea otro problema, al margen de la cuestión sobre la existencia de una techumbre plana o con vertiente a dos aguas, que por el momento se encuentra sin resolver. Es el caso de la ausencia de vanos de puertas o ventanas que den acceso e iluminación al interior de los
departamentos. No obstante, existe una puerta de comunicación entre la Habitación 1 y
11, hecho suficiente para afirmar la existencia de otras aunque, por el momento, éstas
no se hayan localizado. La presencia de puertas aparece documentada en numerosos
poblados de la Edad del Bronce, tanto como unión entre dependencias anexas, como de
auténticas puertas abiertas al exterior; entre otros yacimientos podríamos citar la
Ereta del Castellar (19); Mola Alta de Serelles (20); Muntanya Assolada (21), poblado
en el que aparece señalada la entrada a un departamento mediante un quicio formado
por dos piedras planas y un escalón que da acceso al interior; o en Cabezo Redondo, con
entradas a los diferentes departamentos o puertas de conexión entre éstos (22). En el
caso de yacinüentos de la zona argárica se encuentra también documentación sobre pequeños vanos a modo de ventanas como ocurre en Fuerte Vermeja, donde los hermanos
Siret mencionan una de ellas abierta entre dos departamentos (23); incluso en un contexto anterior, calcolítico, parece probada la existencia de pequeñas ventanas en las
construcciones defensivas de Los Millares (24). El problema estriba en que nos encontramos generalmente ante muros muy arrasados que conservan escasas hiladas y resulta dificil apreciar estos vanos, situados a mayor altura.
En la Lloma de Betxí, el alzado de los muros supera siempre el metro de altura, llegando incluso a más de dos metros; sin embargo, no se aprecia en ellos la existencia de
este tipo de vanos, por lo que hemos de suponer que éstos estaban situados a mayor altura, solución posible en el caso de pequeñas ventanas de iluminación o ventilación
pero que implicaría, en el caso de las puertas, la utilización de escaleras de acceso. La
ausencia de los restos de estas estructuras complementarias, tanto si fueron de piedra
como si fueron de madera, parece indicar su inexistencia; así pues habrá que esperar,
en lo sucesivo, localizar los restos en el lienzo de muro que queda por descubrir, ya que
no parece probable que dependiencias de grandes dimensiones como son las de la
Lloma de Betxí no cuenten con un acceso adecuado, además de otras entradas de luz.
Los restos constructivos configuran la imagen de una gran edificación formada por
dos departamentos de 13-14 cm. de longitud y 5-6 m. de anchura en el caso de la Habitación 1, longitud que sería mayor en la Habitación 11, que alcanzaría probablemente
(19) J . ARNAL. H. PRADES y D. FLETCHER: .La Ereta del Castellar {Vtllafranca del Cid, Cutellón)•. 'l'rab~oa Varios del S.I.P. núm.
35, Valencia, 1968.
(20) E. BOTELLA CANDELA: •Excavaciones en la Mola Alta de Serelles (Aicoy).. Memoriu de la Junt.a Superior de Excavaciones y
Antigiledades núm. 94, Madrid, 1928.
J . '!'RELIS MARTÍ: ·El poblado de la Edad del Bronce de la Mola Alta de Serellea (Aicoi, Alicante)•. Lucentum, IU, Alicante,
1984, págs. 23·66.
(21) B. MARTI OLNER: •La Munt.anya Aasolada (Aizira, Valencia).. Lucentum U, Alicant.e, 1983, págs. 43-67.
(22) J . M. SOLE.R GARCÍA: •Excavaciones arqueelógicaa en el Cabezo Redondo (Villena. Alicant.e).. lnnituto de Estudios Gil·Aibert,
Alicant.e, 1987.
(23) E. Y L. S~ ·Lu primeru Edades del Metal en el Sudeste de España•. Barcelona. 1890.
(24) F. MOLlNA el allí: •Programa de recuperación del registro arqueolclgico del Fortín 1 de loa Millares. Anállaia preliminar de la organiución del espacio-. Arqueelogía Espacial. Coloquio sobre el m.ic:roespacio, 2. Dnl PaleoiJtico al Bronce Medio. Tcrucl, 1986, núm.
8, p4p. 175-201.
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M! JESÚS DE PEDRO
una altura entre 4 y 6 m. teniendo en cuenta la gran cantidad de piedra depositada en
su interior; de aspecto robusto por la anchura de sus muros y con una cubierta de sólido
armazón.
Existen otras dependencias paralelas a las Habitaciones I y II que se han podido documentar mediante la excavación del Corte 0. , aunque el conocimiento que tenemos de
ellas es parcial; sin embargo no parece posible que se encuentren otras habitaciones hacia el norte de la zona excavada teniendo en cuenta la longitud de la Habitación II. Por
otra parte, no debemos olvidar la parte baja del cerro, llana y poblada de pinos que no
ha sido explorada adecuadamente. A la luz de los resultados obtenidos, nuevos sondeos
en esta zona podrían aportar documentación sobre la localización de un hábitat situado
en el llano en tomo a un espacio comunal de mayor envergadura.
B)
CORTES E., O. Y S.
Las construcciones exhumadas en los Cortes E., O. y S. se encuentran más deterioradas que las localizadas en la parte superior del cerro. El estudio de éstas abre nuevas
perspectivas respecto a los asentamientos de la Edad del Bronce en nuestras tierras.
Perspectivas que se han visto igualmente documentadas en otros yacimientos del País
Valenciano en curso de excavación y que están dando un giro importante a la investigación de este período (25).
En el Corte E. los resultados obtenidos muestran la existencia de una serie de plataformas o terrazas mediante el abancalamiento de la superficie con la construcción de
taludes de piedra mezclada con margas amarillas que le sirven de trabazón. Los espacios creados con estas construcciones en talud son generalmente de poca anchura, entre
1 y 2 m.; su parte superior se aplana mediante el acondicionamiento de la roca y un relleno de la misma tierra amarilla que traba las piedras. Sobre estos espacios o terrazas
no aparecen restos de construcciones de habitación ni de otro tipo (lám. II, B).
En el Corte O. aparece un muro en talud que conserva más de 2 m. de altura, adosado a otro de construcción más antigua que corre paralelo al muro oeste de la Habitación II. Este muro más antiguo está localizado en el borde mismo de la plataforma del
cerro, donde comienza la pendiente acusada de la ladera; con posterioridad a su construcción se le adosa una estructura de aspecto sólido y robusto, quizá a modo de un contrafuerte como protección exterior (lám. III, A).
El espacio existente entre la Habitación II y estos muros forma una dependencia de
escasa anchura de la que desconocemos su longitud. Esta pequeña dependencia forma
parte de la primera ocupación del cerro junto con las Habitaciones I y II.
La lectura estratigráfica de los Cortes E. y O. permite hacer la siguiente interpretación: la parte superior del cerro fue la zona del poblado que se ocupó inicialmente, con
la construcción de las dos grandes habitaciones y del espacio contiguo a éstas que formaría una habitación paralela, de dimensiones más reducidas, o una zona de paso cubierta o porticada. Posteriormente, se construiría el gran muro en talud a modo de con(25) R. ENGUlX y B. MARTf: •La Cultura del Bronce Valenciano y la Muntaeya Aaeolacla de Ahira: Aproximación al estado actual de
au investigación•• Archivo de Prehistoria Levantina, voL XVlll, Valencia, 1988, p4¡8. 241·250.
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LA LLOMA DE BETXf
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trafuerte mientras en la vertiente opuesta se realizan una serie de reformas encaminadas a ampliar la superficie habitable del cerro con la construcción de terrazas mediante
el acarreo y depósito de potentes rellenos de tierra amarilla, de composición margosa,
contenida por diversas alineaciones de piedra a modo de bancales.
El Corte S. ha ofrecido resultados diferentes, pendientes todavía de confirmación.
En este lugar aparece una única estructura en estrecha relación con la Habitación 1 a
la que aparece adosada. Construida básicamente con tierra, utiliza únicamente la piedra como armazón interno del mortero de tierra rojizo. Es de forma circular adaptada a
las irregularidades del muro sur de la Habitación 1 y del suelo rocoso, y aparece revestida por una gruesa capa de arcilla gris que sirvió como capa de aislamiento contra la
humedad o como un revestimiento impermeable. Su función pudo ser la de almacenar
agua, es decir, una especie de cisterna o aljibe de aprovisionamiento para el poblado. Su
construcción, encajada entre la Habitación 1 y las alineaciones de piedra de la ladera,
sobre la roca de la montaña, le confiere una datación contemporánea a las dos habitaciones. Porteriormente, es inutilizada para esa actividad y pasa a ser rellenada con escombros o vertidos de basura, cerámica y fauna principalmente, formando una bolsada
potente de tierra gris cenicienta que colmata la fosa circular.
C) ESTRUCTURAS EN EL INTERIOR DE LAS HABITACIONES. DISTRIBUCIÓN
DE LOS HALLAZGOS
Teniendo en cuenta las dimensiones de cada departamento así como la distribución
espacial del ajuar doméstico, parece probable que existiera algún tipo de subdivisión intema, aunque no conocemos su ubicación quizás por tratarse de tabiques o separaciones realizadas en materiales perecederos, madera, tierra o simples cañizos. Otras estructuras sí han podido conservarse íntegramente, como los bancos y soportes de piedra
y tierra con clara función vasar. Soportes circulares y construcciones de tierra en forma
de muretes o resaltes similares se han localizado en poblados de la Edad del Bronce
como el de la Hoya Quemada de Mora de Rubielos (26); en lfre, Siret interpreta este
tipo de soportes como un modo de suplir la base rota de algunas vasijas (27).
En la Habitación 11 una estructura de forma rectangular aparece adosada al muro
este, presentando su superficie superior redondeada y demasiado inclinada para interpretarse como banco vasar. En su interior conserva una serie de piedras colocadas de
forma plana que presentan su cara superior ennegrecida por la acción del fuego, por lo
que podría ser un horno con cubierta abovedada de tierra y enlucido en su parte externa. Su forma rectangular alargada y con un entrante en su parte central recuerda a
la de los bancos adosados de la Hoya Quemada, donde desempeña una función vasar
presentando un acabado de lajas de piedra (28), o a los de Orpesa la Vella (29) y Cerro
(26) F. BURILLO y J . PICAZO: .El poblado del Bronce Medio de la Hoya Quemada (Mora de Rubiclos, Thruel)o. Thrucl, 1986 (Gula de
la visita realizada con motivo del Coloquio del Microespacio. Thruell5-17 de septiembre de 1986).
(27) Op. cli. nota 23.
(28) Op. cit. nota 26.
(29) C. OLARIA l PUYOLES: •Un poblado del Bronce a orillas del mar. Otpeaa la Vella, Cutellón•. Revista de Arqueología, nWn. 78,
Madrid, 1987.
F. GUSJ l JENER: •Orpcaa la Vella (Orpcaa)o. Memories ArqueoiOgiques a la Comunital Valenciana 1984-1985, Val~ncia, 1988,
pégs. 152-154.
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M.1 JESÚS DE PEDRO
de la Encantada (30), donde se da a esas estructuras una interpretación ritual a modo
de altares.
La misma interpretación de horno tendría la estructura de lajas verticales de la Habitación I, en cuyo interior aparecieron fragmentos de barro con improntas de ramaje
que debieron formar parte de su cubierta. No es de extrañar que fuera ésta su función y
que, entre otras cosas, se utilizara para torrefactar la gran cantidad de cereal encontrado en ambas habitaciones. Estructuras similares aparecen descritas por los hermanos Siret en yacimientos argáricos como Ifre (31).
En cuanto al registro arqueológico, aún sin entrar en detalles tipológicos ni inventarios exhaustivos, su distribución permite observar distintas áreas de actividad, como
una zona de almacenaje señalada por la presencia de gran cantidad de vasos cerámicos
conteniendo abundante cereal carbonizado en el sector sureste de la Habitación I; concretamente 75 vasos, algunos de ellos de gran tamaño como ollas y orzas, otros como
cuencos de pequeño tamaño que aparecen apilados en número de 30 o el inter esante
hallazgo de un gan vaso en cuyo interior aparecen otros recipientes de menor tamaño
que contienen a su vez objetos diversos como botones de hueso o marfil de forma prismática y con perforación en «V», cuentas de collar o dientes de hoz de sílex (lám. m ,B).
Otras estructuras pudieron utilizarse para contener cereal, a modo de graneros o pequeñas dependencias hechas de madera y ramaje, situadas a cierta altura s obre el
suelo para evitar la humedad y favorecer la ventilación del grano; su exacta interpretación resulta delicada, a pesar de lo cual la disposición entrecruzada del conjunto de
troncos aparecidos en el lado este de la Habitación II nos recuerda los ejemplos de graneros existentes en algunos hábitats del Bronce Final en Francia (32). No obstante, podría tratarse de simples leñeras para alimentación de hornos como se documenta en el
departamento XVIII de Cabezo Redondo (33).
Al norte del área de almacenaje aparece un espacio más despejado en el que destaca
la presencia de molinos barquiformes y molederas, asociados a recipientes cerámicos y
a la presencia de abundante cereal carbonizado disperso por la zona, que indicaría una
actividad relacionada con la moltura del grano.
La actividad textil queda definida por las piezas de barro perforadas que se encuentran en el extremo opuesto del área de almacenaje, conjunto formado por una veintena
de piezas rectangulares de barro con cuatro perforaciones circulares, dos en cada extremo; miden aproximadamente 22 x 12 cm. y se encontraban apiladas unas sobre
otras (lám. IV, A). Su disposición recuerda a la descrita por Siret en Lugarico Viejo
donde apareció un importante lote de estas piezas en una estancia o departamento, lugar en el que seguramente habían sido fabricadas, junto a la artesa que contenía el barro amasado, apiladas alrededor de un tronco quemado (34). Un conjunto de 52 piezas
alrededor de un poste quemado fue hallado en Cabezo Redondo, aunque son de forma
(30) G. NIETO GALLO y J . SÁNCHEZ MESEGUER: •El Cerro d.e la Encantada. O..anatula de Calatrava (Ciudad Real).. Excavaciones
Arqueológicu en Ea palla, nllm. 113, Madrid, 1980.
(31) Op. cit. nota 23.
(32) P. PÉTREQUIN: •Cnlnien~ il céreales de J'Age du Bronzc final aux Planches-pres-Arbois (Jura).. Les techniques de conservation
des wains il long Ulrme, 3, fase. 2. Editions du CNRS, París, 1985, págs. 393-396.
(33) Op. cit. noto 22.
(34) Op. cit. nota 23.
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cilíndrica y con una sola perforación (35). En dicho yacimiento se ha descubierto recientemente un horno para la fabricación de estas piezas (36).
La interpretación dada a estas piezas de barro cilíndricas o rectangulares con una,
dos o cuatro perforaciones, ha sido comúnmente la de contrapesos de telar, en cuyo caso
la actividad textil en el yacimiento sería evidente. A pesar de las dudas planteadas por
algunos investigadores sobre si se tratan realmente de pesos de telar o es otra su utilización, como morillos, pesos de red, torcedores de fibras ... (37), recientemente un estudio realizado en la Universidad de Alicante (38) llega a la conclusión de que efectivamente son pesos de telar y que la diversidad existente en cuanto a la forma, peso y
número de perforaciones está en función de una evolución cronológica. No descartamos,
sin embargo, la posibilidad de que pudieran ser devanadores, al menos en el caso de las
piezas con cuatro perforaciones que, en ocasiones, no cruzan la pieza de parte a parte.
Las perforaciones servirían para colocar unas pequeñas varillas y crear un armazón
rectangular sobre el que se devanarían las fibras.
En líneas generales, el ajuar doméstico exhumado en la Habitación I forma un conjunto de gran interés compuesto por 130 vasos cerámicos, contando los del área de almacenaje, entre los que se encuentran: vasos carenados, ollas y orzas de gran tamaño
algunas de las cuales presentan señales de haber estado sujetas por cuerdas (lám. rv,
B), cuencos, cazuelas, vasos geminados, coladores y queseras; piezas líticas como dientes de hoz, algunos de ellos sobre placas de sílex tabular; objetos metálicos como puntas
de flecha, punzones y un puñal de remaches; botones de hueso o marfil prismáticos con
perforación en «V»; brazaletes de arquero de piedra y objetos de adorno como cuentas
de collar, conchas perforadas, colgantes de piedra y un posible colgante de madera de
olivo.
En la Habitación II el ajuar exhumado no es tan numeroso. La distribución de los
vasos cerámicos es homogénea en toda su superficie sin que aparezcan las concentraciones señaladas en la Habitación I; los restos de fauna son más numerosos apreciándose
alguna concentración en el ángulo sudoeste de la habitación, junto a una bolsada de cenizas muy sueltas. Son abundantes los fragmentos de molinos y molederas localizados
no en posición original sino mezclados entre el sedimento, cantos rodados de cuarcita,
percutores, mazas y martillos, estos últimos ejemplares de muy buena factura que conservan las huellas del enmangue y recuerdan a las mazas de minero de yacimientos argáricos estudiados por Siret (39), y a otros presentes en yacimientos valencianos como
Muntanya Assolada de Alzira (40) y Cabezo Redondo de Villena (41). El utillaje lítico
en sílex es inexistente, a excepción de una pequeña hojita y no ha aparecido ningún objeto metálico.
(35) Op. cil. nota 22.
(36) Comunicación oral de sus exeavadorea J . M. Soler Garda y M. Bemández Pérez.
(37) E. LLOBREGAT CONESA: ..El poblado de la Cultura del Bronce valenciano de la Serra Grossa, Alicante•. Papelea del Laboratorio
de Arqueología de Valencia, nllm. 6, Valencia, 1969, págs. 31-69.
J . TREUS MARTÍ: Op. cit. nota 20.
(38) J. A. LÓPEZ MIRA: •Contribución al earudlo del tejido y la ceaterfa durante la Edad del Bronce en el País Valenciano: la provincia
de Alicante•. Thsis de Licenciatura (inédita). Universidad de Alicante, 1991.
(39) Op. cit. nota 23.
(40) Op. cít. nota 21.
(41) Op. cit. nota 22.
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20
M! JESÚS DE PEDRO
CRONOLOGiA
Recientemente ha sido realizado un análisis radiocarbónico sobre muestras procedentes de ambas habitaciones y de los dos niveles de ocupación. Los resultados son los
siguientes: para el nivel inferior 3565 ± 55 BP (Ly 5052) y 3725 ± 60 BP (Ly 5053) , fechas que se corresponden, después de su corrección dendrocronológica, con el intervalo
en años reales que existe entre el 2102 y el1770 a. C. y el 2364 y 1981 a. C. respectivamente. Para el nivel superior: 3505 ± 55 BP (Ly 5055) y 3645 ± 65 BP (Ly 5054) que corresponde a los intervalos que van entre el 2003 y 1705 a. C. y el 2224 y 1881 a . C. respectivamente.
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M.e J. DE PEDRO.-Uoma de Betxí
LÁM.I
A) Vista de la Lloma de Betxí.
B ) Habitacion es 1 y D.
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M,! J. DE PEDRO.-Uoma de Betxí
LÁM.ll
LL-8 -8ft
AB/1,r'1~
A)
Estructura de 11\ias verticales.
B)
Corte Este.
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M.~
J. DE PEDRO.-Lloma de Betxí
LÁ.M.
A) Corte Oeste.
8 ) Área d e almacen~e en la Habitación L
m
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LÁM.IV
M.! J. DE PEDRO.-Lioma d e Betxí
A)
Conjunto de pesa s d e telar.
B) Fragmento de vaso y pella d e barro con impronta de cuerda trenzada
que lo r ecubría e n el mome nto d el hallazgo.
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ARCHIVO DE PRElfiSTORIA LEVANTINA
Vol. XX (Valencia, 1990)
M.11 JESÚS DE PEDRO MICHÓ*
LA LLOMA DE BETXÍ (PATERNA): DATOS SOBRE TÉCNICAS
DE CONSTRUCCIÓN EN LA EDAD DEL BRONCE
Entre las personas dedicadas al estudio de la Edad del Bronce en nuestras tierras
destaca la figura de E. Pla, investigador que desde fechas tempranas se inclina hacia
est a etapa de la Prehistoria valenciana. Su interés por el tema se refleja en la bibliografía en diferentes ocasiones, entre ellas su comunicación sobre el Cercat de Gaianes
(1), los trabajos realizados en Els Germanells de Rafelbunyol y en los enterramientos
eneolíticos y de la Edad del Bronce de la Cova dels Gats de Alzira, el estudio de la Muntanyeta de Cabrera, junto a D. Fletcher (2), o la Cova de Ribera (3). Otras publicaciones
suyas versan sobre el tránsito de la Edad del Bronce a la del Hierro (4), los brazaletes
de arquero (5) o las dataciones absolutas del Pie dels Corbs (6). Destaca, asimismo, su
labor de dirección en las excavaciones de la Ereta del Pedregal, Navarrés, junto a D.
Fletcher y E. Llobregat (7) y, posteriormente, junto a B. Martí y J . Bernabeu (8).
Con el presente trabajo pretendemos hacer una aportación a la ya abundante bibliograffa sobre la Edad del Bronce y a la vez dedicar un sincero homenaje a E. Pla, bajo
cuya dirección comenzamos en 1984 las excavaciones en el poblado de la Edad del
Bronce de la Lloma de Betxí.
• Servicio de Investigación Prehistórica, Diputación Provincial. 46003 Valencia.
(1) E. P.I..k -.El •sereet" do Gayaoea (Alicante)•. Comunicaciones del Servicio do investigación Prehistórica al! Congre.'l() Arqueológico
del Levante EspaJiol. Servicio de Investigación Prehistórica (Serie de 'lnbl\joa Varios, nllm. 10), Valencia, 1947, págs. 27-34.
(2) O. FLETCHER Y E. P.I..k -.El poblado de la Edad del Bronce de la Montanyeta de Cabre-ra (Vedat do Torrente, Valencia).. 'l'rabs,jos
Varios del S.I.P., nllm. 18, Valencia, 1956.
(3) E. PLA: •La Covacba de Ribera (Cullera, Valencia)•. Arehivo de Prehistoria Levantina, VU, Valencia, 1958, págs. 23-54.
(4) E. PLA: •El problema del tránsito de la Edad del Bronce ala del Hierro en la región valenciana•. Crónlce del V Congreso Nacional
do Arqueología (Zarago.a, 1957). Zaragoza, 1959, págl¡. 128-133.
(6) E. PLA: •Loe Ua.madna brualetea de arquero y el Eneolítico valenciano•. Crónica del VIU CoQBJUO Nacional de Aqueologfa (SeviUa-Mál~~~&, 1963), Zara¡oza, 1964, págs. 216-226.
(6) E. PJ..A: •Fecha absoluta del Pie dels Corba en relación con las obtenidas en otros yacimientoa valencianoa•. Arse, IX, núm. 8, Sa·
gunlo, 1966, páp. 8-10.
(7) O. FLETCHER, E. PLA y E. A. LLOBRECAT: .La Ereta del Pedregal (Navarrét, Valencia).. Excavacionea Arqueológicas en Espalla, núm. 42, Madrid, 1965.
.
(8) E. PLA, B. MARTf y J. BERNABEU: ·La Ereta del Pedregal (Navarrés, Valencia) y loe inlcioe de la Edad daJ Bronceo. XVI Con·
greao Nacional de Arqueología (Murcia, 1981), Zaragoza, 1983, páp. 239-247.
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6
M.' JESÚS DE PEDRO
•
Lloma d~ B~txi (Pattma)
Fig. l.-Localización del yacimiento.
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LA LLOMA DE BETXÍ
3
SITUACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL YACIMIENTO
El poblado se encuentra al oeste de la ciudad de Valencia siguiendo el curso del río
Turia hacia su nacimiento, en un paisaje formado por una serie de suaves ondulaciones
del terreno arcillo-margoso coronadas por calcáreas lacustres. Los cerros de formación
terciaria y de escasa altura de Monteada y Paterna forman entre ellos una pequeña
franja de huerta que llega, río arriba, hasta Vtlamarxant, destacando en este espacio
geográfico tan sólo dos pequeñas estribaciones del Sistema Ibérico, las sierras de la Rodana y Perenxisa, de formación mesozoica (9). En medio de este paisaje, profundamente transformado por la mano del hombre, destaca la presencia de un espacio, aún
hoy con abundante vegetación, denominado la Vallesa de Mandor, que se extiende por
el término municipal de Paterna, junto a la Canyada y la ribera septentrional del río
Turia (fig. 1).
Aunque transformada en la actualidad, en su parte más baja, por la presencia de
cultivos de regadío, la Vallesa de Mandor conserva aún una típica vegetación mediterránea, formada por la alianza Oleo-Ceratonion con la presencia de bosques de carrascas degradados junto a pinos carrascos, lentiscos, acebuches, leguminosas, palmitos, esparto, etc. (10) propios de la asociación Quercetum-lentiscetum. La pinada es extensa y
cubre la mayor parte de los pequeños cerros o lomas de esta propiedad; entre éstos destaca uno, aislado y sin vegetación, en donde se encuentra el yacimiento de la Lloma de
Betxí, de poca elevación, en la margen izquierda del río y a escasos metros de éste
frente a la denominada Presa de Manises, situada en la otra margen del río, siendo
aquí en esta zona más baja junto al Turia donde aparece una vegetación diferente propia de ribera.
Son sus coordenadas UTM 7/14/20 y 43178/40, según el Mapa 'lbpográfico Nacional,
Hoja 696-ill de Bwjassot en su 1.ª edición de 1976; su altura media es de 99 m.s.n.m.,
aunque su desnivel con respecto al llano circundante es tan sólo de 30 metros. Es una
pequeña loma de composición arcillo-margosa, sobre un lecho natural formado por gravas y pequeñas piedras adheridas al manto rocoso que es visible en algunos puntos del
cerro donde la erosión ha sido más intensa; su orientación general es noroeste-sureste,
de forma alargada y con unas dimensiones en la parte superior de aproximadamente 50
x 20 metros (lám I, A).
ANTECEDENTES BIBLIOGRÁFICOS
La Lloma de Betxí es conocida como poblado de la Edad del Bronce desde el año
1928 en que encontramos la primera referencia bibliográfica hecha por N.P. Gómez Se-
(9) A. LÓPEZ GóMEZ: •Geografia de lea terrea valencianes•. Papera buics 3 i 4, Departament de Oeografia de la. Univeraitaf de
Val~ncia, Val~ncia, 1977.
(10) Op. cit. nota 9.
E. GRAU ALMERO: •El uso de la madera en yacitnientos valencianos de la Edad del Bronce a Epoca VISigoda. Datos etnobotánic:oe y reconstrucción ecológica scgün la Antracologfa.. Thsis Dodoral (inédita), Univeraitat de VaiMcia., Valencia, 1990.
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M.• JESÚS DE PEDRO
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rrano (11), quien cita a la Lloma de Betxí como poblado del Bronce donde pudiera apreciarse el tránsito a la Cultura Ibérica.
Posteriormente, serán diversas las ocasiones en que aparece mencionada como poblado perteneciente a la Cultura del Bronce Valenciano. Llobregat, cuando estudia los
precedentes de la Valentía romana, distingue tres áreas entre el poblamiento de la
Edad del Bronce que ocupan la llanura entre el Palancia y el Xúquer; así, en su zona
central están los cerros que rodean por el oeste a Valencia como la Lloma de Betxí, Els
Carassols y la Muntanyeta de Cabrera (12). Finalmente la encontramos citada por Tarradell (13), Pla (14) o Badía Macián (15).
A pesar de ser conocido y mencionado reiteradamente, nunca fue objeto de excavación o prospección arqueológica hasta el año 1984, en el que realizamos una visita al
yacimiento motivada por un trabajo de prospección en el Camp de Túria dirigido por H.
Bonet; la finalidad de esta visita era la de confirmar si realmente nos encontrábamos
ante un yacimiento en el que la transición entre la Edad del Bronce y la Cult ura Ibérica era manifiesta, hecho éste que no fue corroborado.
La presencia de abundantes restos cerámicos y óseos en la superficie del cerro, ocasionada por los enormes agujeros realizados en su parte sureste por excavadores clandestinos, puso en evidencia que n os encontrábamos ante un poblado de la Edad del
Bronce con una potente estratigrafia en la que se reflejaba la existencia de un nivel de
incendio muy bien delimitado, así como de res tos de construcciones de piedra de tamaño cons iderable.
LAS EXCAVACIONES
A) HABITACIONES I Y II
La inspección realizada en la Liorna de Betxí y el peligro de destrucción existente
fueron los hechos que motivaron el inicio de las excavaciones en octubre de 1984, centradas inicialmente en la parte superior del cerro que mostraba la existencia de una potente estratigrafia.
El área excavada en esta zona es en la actualidad de 168 m2, correspondiendo en su
mayor parte a dos grandes habitaciones o departamentos cuya estratigrafia ha puesto
de manifiesto la existencia de dos niveles de ocupación bien diferenciados. El superior,
r elacionado con estratos que presentan tierras amarillentas, piedras sueltas y alguna
concentración de tierra gris cenicienta, donde aparece la mayoría de materiales arqueológicos de este nivel; estos estratos sólo son visibles en la parte más eleva da del cerro, o
sea·en su zona central, estando muy arrasados en los bordes del área excavada coinci(11) N. P. GÓMEZ SERRANO: · Contribució al' estudi toponímic de l' Ora Marítima•. Anales del Centro de Cultura Valenciana, núm. 2,
Valencia, 1928, pág. 126.
N. P. GÓMEZ SERRANO: •Un hiatus prehis tórico en las estaciones de altura levantinas•. Archivo de Prehistoria Levantina,
vol. I, Valencia, 1928, pág. 28.
(12) E. LLOBREGAT CONESA: .Precedentes y ambiente comarcal de la Valentía romana•. Saguntum, 1, Valencia, 1962, págs. 35· 51.
(13) M. TARRADELL MATEU: •Historia del Pais Valenciano•. Tomo l. Bal'()elona, 1965, pág. 57.
(14) E. PLA BALLESTER: •Enciclo~dia de la Región Valenciana.. Vol. 8, Valencia, 1973, pág. 206.
(15) V. BADÍA MACIÁN: •Paterna en la Prehistoria-. Paterna, 1984.
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diendo con el límite de esta plataforma superior. El inferior, mejor documentado, con
estratos caracterizados por un potente derrumbe de piedras y material de construcción
endeble (mortero de tierra, restos de enlucido de paredes y techumbre con improntas de
cañas y ramas ... ) y un nivel de incendio marcado por la presencia de tierra muy suelta
de color oscuro con abundantes carbones y cenizas donde se encuentra la casi totalidad
del material arqueológico, sobre un suelo de tierra apisonada (16).
A.l)
La Estratigrafía
Para la descripción de la estratigrafia haremos mención, por separado, de cada una
de las dos habitaciones, haciendo constar que ésta se refiere a la sedimentación depositada entre los muros que delimitan ambos departamentos desde el nivel superficial. La
Habitación 1, situada en el extremo sureste de la plataforma superior del cerro, presenta la siguiente estratigrafia (fig. 2):
Estrato 1: Humus vegetal o. tierra superficial, de color grisáceo, con algunas piedras
sueltas de mediano y gran tamaño, entre 20-30 cm. de espesor y con escaso material arqueológico.
Estrato II: Tierra compacta y homogénea de color amarillento con abundantes piedras; corresponde, posiblemente, al derrumbe de las estructuras pertenecientes al nivel
de ocupación superior que serían de piedra trabadas con abundante mortero de tierra.
Estrato 111: Tierra gris muy suelta y cenicienta, con un espesor entre 15-20 cm. que
aparece representado, únicamente, en los cortes norte y oeste de la habitación. En su
interior aparecieron abundantes restos de fauna y cerámica que testimonian el nivel de
ocupación mencionado.
Estrato IV: Entre 50-80 cm. de espesor, formado por abundantes piedras y mortero
de tierra procedentes del derrumbe de las paredes de la habitación, así como de su techumbre. Su disposición parece indicar que el derrumbe del departamento se produjo
hacia el sureste, encontrándose los muros del lado norte y oeste desplomados en su interior y los lados sur y este hacia el exterior.
Estrato V: Formado por tierra suelta de textura muy fina y de color oscuro, debido a
los abundantes carbones y cenizas que contiene, apareciendo en algunos puntos manchas rojizas de arcilla quemada así como manchas blanquecinas de cal. Su espesor varía entre 20-30 cm. y su disposición en el corte norte refleja un fuerte buzamiento hacia
el noroeste que en algunos puntos alcanza un desnivel superior a 30-40 cm. siguiendo
la linea del suelo de la habitación; este estrato corresponde a la primera ocupación del
yacimiento.
Estrato VI: Suelo de tierra apisonada de color amarillento, ennegrecido por la acción
de los troncos carbonizados caídos sobre él, de poco espesor en el corte este y mayor en
el oeste, quizás para vencer el desnivel del mismo, como si éste se hubiera corregido en
(16) M. J . DE PEDRO y E . GRAU: cTécnicaa de oonatrucri6n en la Edad del Bronce: La IJoma de Betd (Paterna, Valenc;W.. llnd Deil
Corúerence of Prehiatory: Archaeologieal 'n!dmiquea, 'D!dmology and Tbeory. 23·30 Septiembre 1988. Deil, Mallorca (en pre.naa).
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M.1 JESÚS DE PEDRO
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Fig. S.-Estratigrafía de la Habitación ll: Corte N. C-B-A/22.
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parte mediante un mayor relleno de tierra. Este suelo descansa sobre una base hecha
de gravas y pequeñas piedras que forma a modo de una preparación o nivelación del terreno sobre la roca. La presencia de abundantes troncos carbonizados sobre este suelo
indica una destrucción violenta producida por la acción del fuego que haría desplomarse en primer lugar la techumbre de madera, material más perecedero, produciéndose acto seguido el derrumbe de las paredes de piedra más consistentes.
La Habitación 11 se encuentra al norte de la Habitación 1, separada de ésta por un
muro de piedra. Su estratigraña es la siguiente (fig. 3):
Estrato I: Humus superficial con alguna piedra suelta y raíces vegetales abundantes, más potente en el ángulo sureste de la habitación, entre 20-30 cm. de espesor.
Estrato II: Tierra amarillenta de textura compacta y homogénea, con algunas piedras; correspondiente a las estructuras del segundo nivel de ocupación que, a juzgar
por la sedimentación resultante, debían ser poco consistentes, de tierra. Su espesor varía de 20 cm. en los extremos laterales de la habitación a 60-70 cm. en el centro de la
misma.
Estrato III: Tierra negruzca o rojiza bastante suelta y quemada concentrada en diferentes zonas; corresponde al nivel de ocupación mencionado en el Estrato 11.
Estrato IV: Tierra amarillenta compacta con piedras de mediano y gran tamaño,
muy abundantes. De gran potencia, sobre todo en el corte oeste, corresponde al derrumbe de parte de las paredes de la habitación, producido con posterioridad a la destrucción de la misma y una vez transcurrido un lapso de tiempo considerable aunque
no determinado. En todo caso este estrato de tierra y piedras sirvió de base al segundo
nivel de ocupación. Su espesor oscila entre 10 cm. en el lado este y 80 cm. en el oeste.
Estrato V: Este estrato aparece definido por una línea de unos 4-6 cm. de grosor, de
color rojizo y negro que, a nuestro parecer, señala el límite entre la destrucción generalizada de la habitación como consecuencia de un incendio y el posterior desmoronamiento de las estructuras señaladas en el estrato N. El aspecto que ofrece es el de una
capa de enlucido o revoco de tierra, quemado y caído con su cara externa hacia abajo.
Estrato VI: Potente derrumbe formado por los fragmentos del techo de color rojizo y
las piedras trabadas con tierra amarillenta de las paredes. Es semejante al estrato IV
de la Habitación 1, con 120 cm. de potencia máxima que evidencia el derrumbe que siguió a la destrucción del primer nivel de ocupación.
Estrato VII: Alternancia de tierras sueltas negras, de textura muy fina, con presencia de abundantes troncos carbonizados y manchas de tierra rojiza del entramado de la
cubierta: nivel de destrucción provocado por incendio.
Estrato VIII: Suelo de ocupación formado por tierra apisonada y quemada, con un
fuerte desnivel hacia el noroeste; preparación hecha a base de cantos y gravas sobre el
lecho rocoso que a la vez sirve de nivelación del terreno.
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La estratigrafía aporta documentación precisa que se interpreta de la siguiente
forma: en primer lugar tenemos un nivel de ocupación marcado por los suelos de tierra
apisonada, estrato VI en la Habitación I y estrato VIII en la Habitación II; sobre estos
suelos se encuentran depositados los materiales arqueológicos así como los carbones y
cenizas que componen el estrato superior correspondiente al momento en que se produce la destrucción de esta ocupación debida a un incendio violento a consecuencia del
cual se desploma la cubierta de la construcción, de material más ligero, estratos V y VII
respectivamente. Posteriormente viene el derrumbe de las estructuras más consistentes de piedra y tierra, estratos IV y VI.
A partir de este momento se aprecia una diferente sedimentación para cada departamento. En la Habitación I tenemos, directamente sobre el estrato IV, la presencia de
una concentración de tierra gris con restos materiales y un estrato superior de tierra
amarillenta y alguna piedra que debe corresponder a la destrucción o arrasamiento de
estructuras de poca consistencia. Al parecer, los nuevos ocupantes se asientan sobre las
ruinas de la anterior ocupación y quizás reutilicen parte de las estructuras que aún
queden en pie.
Por otra parte, en la Habitación II, sobre el estrato VI que corresponde al derrumbe
de las paredes, se sucede una capa muy fina de coloración oscura, estrato V, que marcaría el final de la destrucción violenta, aunque posteriormente las estructuras sufren un
deterioro más lento que se va depositando por encima de esta capa y que servirá de
base a la nueva ocupación marcada por unas estructuras más endebles y las concentraciones de cenizas o tierra quemada que aparecen de forma dispersa sobre el área excavada.
La desaparición de estas estructuras más endebles configura el estrato II sobre el
cual tenemos, finalmente, el estrato superficial o humus vegetal. Igual que en la Habitación I, podemos pensar que las estructuras más antiguas que se mantuvieran levantadas después del abandono del primer asentamiento pudieron ser reutilizadas con posterioridad.
Según la estratigraña descrita son dos los niveles de ocupación; no obstante, abordamos en la presente ocasión únicamente la interpretación del primero de ellos, o sea
del asentamiento inicial.
A.2) Los restos constructivos
Las estructuras localizadas, situadas en la parte superior del cerro, configuran una
gran construcción de planta aproximadamente rectangular dividida en dos grandes departamentos o habitaciones a las que llamamos Habitaciones I y II (fig. 4). Los muros
que delimitan esta construcción son de piedra, de aparejo irregular y de mediano tamaño, sin carear y trabado con tierra, con una disposición descuidada; de un metro de
anchura aproximadamente en todo el perímetro descubierto delimitando un edificio que
globalmente tiene una anchura de 5-6 m., siendo su longitud de 27 m. hasta el momento, ya que el extremo norte de la Habitación II no ha sido excavado (lám. I, B). Dichos muros se encuentran revestidos por un enlucido o revoco que cubre, de manera
uniforme, toda su extensión, tanto su cara interna como la externa. Enlucido hecho con
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la misma tierra que ha servido de trabazón a las paredes y que presenta un tono rojizo
debido a la rubefacción a que ha sido sometido. La cara exterior de los muros presenta
una disposición más cuidada de su paramento, marcando su trazado con piedras de mayor tamaño ligeramente desbastadas y colocadas de forma ordenada. El alzado de las
paredes se conserva, en general, con una altura superior a un metro, llegando a dos metros en algunos puntos donde la estratigrafia presenta una mayor potencia. Los muros
afloran desde el nivel superficial y, a juzgar por la altura conservada, no parece que tuviesen un alzado de tapial sobre el zócalo de piedra, sino que debieron ser en su totalidad de piedra.
No existe a lo largo del trazado de este recinto ningún indicio de la existencia de divisiones internas a excepción del muro que divide la estructura en dos habitaciones y
que está realizado con la misma técnica constructiva observada en el resto. La disposición del paramento así como del enlucido permite conocer los detalles de la técnica utilizada, apreciándose que este muro transversal no se adosa a los tramos longitudinales
sino que forma con el resto de la estructura un único lienzo continuo cubierto de forma
homogénea por el enlucido, presentando suaves ángulos redondeados en sus esquinas
donde las piedras se han trabado encajándose de forma intercalada en el aparejo de los
tramos longitudinales.
En el interior de las habitaciones se puede ver cómo la estructura descansa, sin ningún tipo de cimentación previa, sobre el suelo natural de la montaña; se encuentra en
contacto con el piso de tierra al que se une mediante la capa de enlucido. En el exterior,
su edificación se realiza sobre el lecho rocoso no apreciándose un acondicionamiento
previo. Se trata, pues, de un gran espacio en la parte alta sin evidencias de construcción anteriores, lo que será elemento de reflexión importante a la hora de analizar la
evolución del poblado.
Tampoco se aprecia en el paramento de los muros la presencia de puertas o ventanas que den acceso al interior de la estructura; sí existe en el muro medianero un vano,
de un metro de anchura, de la puerta que permitía la comunicación entre ambas habitaciones. Teniendo en cuenta las dimensiones de las dos dependencias así como la altura de sus muros creemos probable la existencia de pequeñas ventanas que facilitaran
la iluminación interior, aunque éstas no se hayan localizado, quizás por encontrarse a
gran altura. En cuanto al acceso desde el exterior, por el momento no ha sido localizado; no se observa ninguna alteración ni en el paramento ni en el enlucido del lienzo
descubierto. Cabe la posibilidad de que los accesos de entrada se encontraran en el extremo norte de la Habitación II que por el momento no ha sido excavado, o en el extremo suroeste de la Habitación I, zona saqueada por clandestinos.
En el interior de las habitaciones, sobre el suelo de ocupación, aparecen una serie
de estructuras destinadas a diversas funciones cuyo análisis nos permitirá conocer si
estos departamentos constituyen lugares de habitación o bien son dependencias con carácter comunitario destinadas a actividades relacionadas con la vida económica del poblado.
En la Habitación I se encuentra un banco adosado al muro este formado por tres
elementos diferenciados: el primero de ellos realizado con lajas de piedra colocadas en
posición vertical que delimitan un pequeño espacio cuadrangular enlosado por piedras
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más pequeñas y cantos rodados, en cuyo interior aparecieron fragmentos de barro con
improntas de ramaje procedentes, bien del techo de la habitación o bien de la propia cubierta de esa estructura que pudo ser de barro y estar también enlucida. Sus dimensiones son las de un cuadrado de 70 cm. de lado con una altura entre 30-40 cm. A su derecha y hacia el sur se encuentra una pequeña balsa de forma rectangular, de paredes de
tierra enlucidas con cal, con una profundidad de 20-30 cm. en cuyo interior aparecieron
cenizas muy sueltas. Junto a ésta un pequeño murete de tierra, enlucido y de escasa altura que corría paralelo al muro formando una cavidad en la que se encontraron fragmentos de vasos cerámicos. Tenía entre 80-90 cm. de longitud y una anchura de 20-30
cm., dejando un espacio libre de 35 cm. de ancho utilizado como vasar (lám. II, A).
Construcciones semejantes a ese murete aparecen también en otros puntos de la habitación; son de tierra endurecida en cuyo armazón interno se coloca alguna piedra
para darle mayor consistencia, su exterior está enlucido unido al piso de tierra formando a modo de un resalte sobre el suelo. Dos son los muretes hallados, aparte del
que hemos descrito ya, que delimitan un espacio alargado de 160 cm. para almacenar
cereales y una concentración de cenizas muy sueltas de forma circular de 125 cm. de
diámetro.
Otras estructuras también de la Habitación 1 se han utilizado como soportes o vasares de recipientes cerámicos. Uno realizado en barro directamente sobre el suelo que
formaba un resalte de forma circular de 70 cm. de diámetro y 15-20 cm. de altura, con
un grosor de 10 cm., en cuyo interior aparecía una gran vasija de almacenaje. Otro integrado por tres piedras hincadas verticalmente configurando un espacio cuadrado junto
al muro este que contenía una cazuela.
En cuanto a la Habitación ll, destaca la presencia de otro soporte circular de barro
endurecido, de 67 cm. de diámetro, similar al de la Habitación l. El grosor de sus paredes es de 10 cm. y su altura de 25-30 cm. en el exterior y 20 en el interior. Se levanta
directamente sobre el suelo de tierra y su base está formada por una piedra grande de
forma plana y otras de menor tamaño a su alrededor en contacto con el enlucido. En el
momento de la excavación se encontraba vacío, pero junto a él aparece caída una gran
vasija cerámica muy fragmentada y quemada que debió ocupar ese espacio.
Otra estructura aparece adosada al muro este de la habitación, de tierra arcillosa
revestida por una capa de enlucido, su forma es aproximadamente rectangular, aunque
redondeada en sus extremos y con un ligero entrante en su parte central, siendo su armazón interno de piedra. Al parecer no se trata de un banco, pues su parte superior no
es plana sino que presenta una suave pendiente a partir del muro para finalizar en sus
extremos delanteros más salientes; mide 220 cm. de longitud por 60-80 cm. de anchura
y una altura de 30-40 cm.
En ambas habitaciones aparecen piedras de mediano tamaño y de forma plana que
se encuentran colocadas sobre el piso en los puntos donde su buzamiento es marcado.
El desnivel del suelo se salva por medio de estas piedras, especie de escalones dispuestos de forma intencionada y recubiertos de tierra para vencer la pendiente.
Por último, cabe señalar la presencia en ambas habitaciones de una serie de piedras
de forma cuadrangular y plana, de unos 40 cm. de lado, colocadas sobre la superficie
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del suelo y alineadas en dos hileras paralelas a los muros y entre sí. Existe en su disposición una clara relación por cuanto la distancia, de aproximadamente dos metros, es
constante tanto entre las piedras de una misma hilera como entre ambas alineaciones y
entre éstas y los muros. Sobresalen del suelo entre 10-20 cm. y presentan la superficie
superior lisa, algunas de ellas con trazos ennegrecidos o alteraciones debidas al fuego.
La situación de estas dos series de, al menos, cuatro piedras unida a la presencia de
troncos carbonizados junto a ellas nos lleva a pensar que se trate de la base de los postes que sustentaron la techumbre de la estructura. Al menos en un caso el soporte se
ha realizado sobre una piedra plana de menor tamaño que las anteriores, rodeada de
otras más pequeñas hincadas de forma vertical constituyendo a modo de un agujero de
poste que conservaba en su interior una mancha circular de tierra muy suelta y oscura
procedente de la descomposición del tronco.
Otros restos de divisiones internas o de elementos de construcción no han sido localizados, posiblemente por el carácter endeble y perecedero de sus materiales. En el caso
de la madera, la presencia de troncos carbonizados caídos sobre el suelo indica una importante utilización de este material; por su disposición, su procedencia debe buscarse
en el derrumbe de la techumbre como veremos más adelante al interpretar los restos
constructivos.
B)
CORTES E., O. Y S.
Los trabajos se han centrado durante las primeras campañas de excavación en el interior de las Habitaciones 1 y II hasta que, en 1988, a la vista de los resultados anteriores, se han planteado nuevos objetivos, como son la delimitación del área total ocupada
por el asentamiento, la documentación sobre la existencia de otras dependencias en la
ladera o en la parte baja del cerro, o la localización de construcciones relacionadas con
la defensa del poblado o con su trazado urbanístico.
En las últimas campañas de excavación se han realizado cortes estratigráficos en
las laderas oriental, occidental y meridional del cerro, de dos metros de anchura, trazados de forma perpendicular a la orientación de los departamentos 1 y 11 en el caso de los
Cortes E. y 0.; siguiendo la orientación de ambos departamentos en el caso del Corte S.
situado a partir del muro que limita la Habitación 1 en el sentido longitudinal del cerro.
Por el momento no entraremos en descripciones detalladas de la estratigrafía y restos
constructivos localizados en estos cortes, pero los resultados obtenidos serán de gran interés a la hora de interpretar las técnicas constructivas empleadas en el asentamiento,
como veremos a continuación.
INTERPRETACIÓN Y VALORACIÓN DE LOS RESTOS CONSTRUCTIVOS
A)
HABITACIONES 1 Y 11
El estudio de la estratigrafia y de los restos constructivos nos muestra una importante presencia del tapial o mortero de tierra, así como de la madera, elementos que,
junto con las piedras, constituyen los materiales más utilizados en la construcción de
las diferentes estructuras localizadas.
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El análisis de la madera carbonizada y de las estructuras nos permite conocer las
características generales del asentamiento y más concretamente las técnicas y materiales utilizados en su construcción.
La madera carbonizada localizada sobre el suelo de ocupación de ambas habitaciones muestra la presencia casi exclusiva de dos únicas especies, Quercus ilex y Pinus halepensis (17), encontrándose las carrascas próximas a las dos series longitudinales de
piedras alineadas y planas a que hacíamos mención anteriormente, y apareciendo éstas
en menor proporción que los restos de pino carrasco, aunque su calibre es superior. Los
pinos son la especie más abundante y su distribución se realiza sobre el suelo de forma
heterogénea, caídos en distintas direcciones y conservando dimensiones variables, en
muchos casos de más de 150 centímetros de longitud y 10-15 centímetros de diámetro.
No presentan una disposición ordenada y aparecen mezclados con los restos de mortero
de tierra o tapial que, con toda seguridad, proceden de la techumbre. Las improntas
que cañas y ramajes han dejado en estos fragmentos de tapial, junto con los restos de
pinos, indican la forma en que se realizó el techado de las habitaciones. En nuestra opinión, éste constaría de una armazón de vigas y traveseras de troncos de pino sin escuadrar que irían entrecruzados y unidos mediante cuerdas de esparto, de las que se han
conservado algunos vestigios. Este armazón estaría recubierto por otro más ligero de
cañas y ramaje (lentisco, acebuche, esparto, aliagas ...) sobre el cual se extendería, descansando sobre dos hileras de postes de carrascas cuyos restos conservan al menos 20
centímetros de diámetro. La base de estos postes está constituida por las dos alineaciones de piedras dispuestas sobre el piso; de esta manera se protegía la madera de la humedad procedente del suelo y, al mismo tiempo, se evitaba su hundimiento.
La localización exacta de los postes junto a las piedras que los sujetaban no se ha
confirmado de manera general, sino sólo en algunos casos. Este hecho puede ser debido
a que los postes no se hayan conservado por haber sido reducidos a cenizas, aunque
también es posible que se hubieran mantenido en pie siendo reutilizados posteriormente. Este segundo caso parece el más probable teniendo en cuenta que, al ser la carrasca un árbol resistente, los postes pudieron haber permanecido erguidos aún cuando
el incendio provocase el desplome de la techumbre compuesta por elementos menos
consistentes que ardieron de forma más rápida.
En base a los datos expuestos podemos admitir que los restos constructivos conservados configuran una gran construcción de planta rectangular cuyos muros son de piedra trabada con tierra y techada por una cubierta de troncos, tierra y ramaje que se
apoya directamente sobre los muros y sobre dos series paralelas de, al menos, cuatro
postes alineados longitudinalmente.
Resulta más problemático, sin embargo, dar una interpretación definitiva al plano de
inclinación que presentaría la techumbre que, según las características descritas, puede
presentar diversas soluciones, a dos aguas, plana o con ligera inclinación a un agua.
La existencia de cuatro series de apoyo, los dos muros y las dos hileras de postes
centrales, así como la anchura de los departamentos, permite pensar en la posibilidad
(17) Op. cit. nota 10 y 16.
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M.1 JESÚS DE PEDRO
de que la cubierta tuviese vertiente a dos aguas, solución arquitectónica compleja pero
viable al poseer los suficientes apoyos para contrarrestar el empuje de las vigas maestras necesarias para su construcción. Las dimensiones y localización de los troncos carbonizados no parecen indicar la presencia de estas vigas sobre las cuales se estructuraría el resto del armazón; su ausencia podría explicarse de la misma forma que hemos
visto para los postes, es decir, que su grado de conservación las hiciera reutilizables en
un momento posterior o que hubieran desaparecido a causa de su total combustión. No
obstante, en este segundo caso, su desplome en el interior de la habitación hubiera dejado los trazos inequívocos de su utilización, aún cuando se hubieran consumido totalmente.
Si desechamos la hipótesis de la existencia de una viga maestra central, cabe la posibilidad de que la techumbre fuera plana, bien como una construcción en terraza o
bien presentando una suave inclinación. Ambas soluciones, en terraza o en ligera pendiente, parecen factibles a partir de los elementos constructivos de que disponemos, vigas y traveseras de pino sin escuadrar y de grosor medio que irían colocadas directamente sobre los muros, encajadas entre las piedras, y sobre los postes, entrecruzadas y
unidas a éstos por medio de cuerdas o aprovechando el posible acabado de la superficie
superior de los troncos en forma de gancho u horquilla. La presión ejercida por el peso
de la cubierta plana podía contrarrestarse gracias al refuerzo lateral de los postes mediante troncos de menor tamaño apoyados oblicuamente sobre ellos y cuya existencia
parece corroborada por la presencia, junto a la base de los postes, de piedras planas
más pequeñas que servirían de soporte a estos contrafuertes. Esta solución constructiva debió ser de uso común y así se ha puesto de manifiesto en las construcciones de
cabañas del grupo Fontbouisse, donde los restos localizados permiten modelos de reconstrucción de este tipo (18).
La techumbre o cubierta debía ir revestida, igual que los muros, por un enlucido de
tierra como demuestran los abundantes fragmentos de barro endurecido encontrados
entre el derrumbe y que presentan una cara plana; debía apoyar directamente sobre los
muros de piedra ya que la altura conservada por éstos no parece indicar que sobre el
zócalo de piedra se elevara un muro de tapial o adobe.
La estratigrafía depositada entre los muros de ambos departamentos nos muestra,
asimismo, cómo se realizó el derrumbe del techo, de forma más o menos regular y homogéna en toda la superficie excavada, en un momento anterior al desplome de los muros de piedra que, por el contrario, presentan una distribución irregular apreciándose
cierta orientación en la caída de las piedras que se produjo hacia el noreste y se evidencia en los cortes estratigráficos por la presencia del derrumbe del muro oeste en el interior de los departamentos y del muro este en el exterior. El desplome o caída de los muros constituye un proceso destructivo de mayor duración por la consistencia más sólida
de las paredes en comparación con la techumbre de ramas, troncos y tierra más ligera y
frágil.
(18) C. LASSURE: •La picm~ et le bois daos la teclmologie de construction dea Fontbuxiens: easai de rutitution des supel"8truetures de
lcurs édifices la plan bi·absidial et A plan cireu.laireo. l:évolution dea techniquea de la construction A eec dans l'babitat en Languedoe du néolil.hique l la période contemporaine. Acl.es des joumeés d'éwde de Viota.le.Fort (Hlltault) 1983. l:archit.ecture vernacu·
laire, aupplcment núm. 3, pAga. 43·56.
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LA LLOMA DE BETXÍ
15
La interpretación de los restos constructivos de la Lloma de Betxí plantea otro problema, al margen de la cuestión sobre la existencia de una techumbre plana o con vertiente a dos aguas, que por el momento se encuentra sin resolver. Es el caso de la ausencia de vanos de puertas o ventanas que den acceso e iluminación al interior de los
departamentos. No obstante, existe una puerta de comunicación entre la Habitación 1 y
11, hecho suficiente para afirmar la existencia de otras aunque, por el momento, éstas
no se hayan localizado. La presencia de puertas aparece documentada en numerosos
poblados de la Edad del Bronce, tanto como unión entre dependencias anexas, como de
auténticas puertas abiertas al exterior; entre otros yacimientos podríamos citar la
Ereta del Castellar (19); Mola Alta de Serelles (20); Muntanya Assolada (21), poblado
en el que aparece señalada la entrada a un departamento mediante un quicio formado
por dos piedras planas y un escalón que da acceso al interior; o en Cabezo Redondo, con
entradas a los diferentes departamentos o puertas de conexión entre éstos (22). En el
caso de yacinüentos de la zona argárica se encuentra también documentación sobre pequeños vanos a modo de ventanas como ocurre en Fuerte Vermeja, donde los hermanos
Siret mencionan una de ellas abierta entre dos departamentos (23); incluso en un contexto anterior, calcolítico, parece probada la existencia de pequeñas ventanas en las
construcciones defensivas de Los Millares (24). El problema estriba en que nos encontramos generalmente ante muros muy arrasados que conservan escasas hiladas y resulta dificil apreciar estos vanos, situados a mayor altura.
En la Lloma de Betxí, el alzado de los muros supera siempre el metro de altura, llegando incluso a más de dos metros; sin embargo, no se aprecia en ellos la existencia de
este tipo de vanos, por lo que hemos de suponer que éstos estaban situados a mayor altura, solución posible en el caso de pequeñas ventanas de iluminación o ventilación
pero que implicaría, en el caso de las puertas, la utilización de escaleras de acceso. La
ausencia de los restos de estas estructuras complementarias, tanto si fueron de piedra
como si fueron de madera, parece indicar su inexistencia; así pues habrá que esperar,
en lo sucesivo, localizar los restos en el lienzo de muro que queda por descubrir, ya que
no parece probable que dependiencias de grandes dimensiones como son las de la
Lloma de Betxí no cuenten con un acceso adecuado, además de otras entradas de luz.
Los restos constructivos configuran la imagen de una gran edificación formada por
dos departamentos de 13-14 cm. de longitud y 5-6 m. de anchura en el caso de la Habitación 1, longitud que sería mayor en la Habitación 11, que alcanzaría probablemente
(19) J . ARNAL. H. PRADES y D. FLETCHER: .La Ereta del Castellar {Vtllafranca del Cid, Cutellón)•. 'l'rab~oa Varios del S.I.P. núm.
35, Valencia, 1968.
(20) E. BOTELLA CANDELA: •Excavaciones en la Mola Alta de Serelles (Aicoy).. Memoriu de la Junt.a Superior de Excavaciones y
Antigiledades núm. 94, Madrid, 1928.
J . '!'RELIS MARTÍ: ·El poblado de la Edad del Bronce de la Mola Alta de Serellea (Aicoi, Alicante)•. Lucentum, IU, Alicante,
1984, págs. 23·66.
(21) B. MARTI OLNER: •La Munt.anya Aasolada (Aizira, Valencia).. Lucentum U, Alicant.e, 1983, págs. 43-67.
(22) J . M. SOLE.R GARCÍA: •Excavaciones arqueelógicaa en el Cabezo Redondo (Villena. Alicant.e).. lnnituto de Estudios Gil·Aibert,
Alicant.e, 1987.
(23) E. Y L. S~ ·Lu primeru Edades del Metal en el Sudeste de España•. Barcelona. 1890.
(24) F. MOLlNA el allí: •Programa de recuperación del registro arqueolclgico del Fortín 1 de loa Millares. Anállaia preliminar de la organiución del espacio-. Arqueelogía Espacial. Coloquio sobre el m.ic:roespacio, 2. Dnl PaleoiJtico al Bronce Medio. Tcrucl, 1986, núm.
8, p4p. 175-201.
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16
M! JESÚS DE PEDRO
una altura entre 4 y 6 m. teniendo en cuenta la gran cantidad de piedra depositada en
su interior; de aspecto robusto por la anchura de sus muros y con una cubierta de sólido
armazón.
Existen otras dependencias paralelas a las Habitaciones I y II que se han podido documentar mediante la excavación del Corte 0. , aunque el conocimiento que tenemos de
ellas es parcial; sin embargo no parece posible que se encuentren otras habitaciones hacia el norte de la zona excavada teniendo en cuenta la longitud de la Habitación II. Por
otra parte, no debemos olvidar la parte baja del cerro, llana y poblada de pinos que no
ha sido explorada adecuadamente. A la luz de los resultados obtenidos, nuevos sondeos
en esta zona podrían aportar documentación sobre la localización de un hábitat situado
en el llano en tomo a un espacio comunal de mayor envergadura.
B)
CORTES E., O. Y S.
Las construcciones exhumadas en los Cortes E., O. y S. se encuentran más deterioradas que las localizadas en la parte superior del cerro. El estudio de éstas abre nuevas
perspectivas respecto a los asentamientos de la Edad del Bronce en nuestras tierras.
Perspectivas que se han visto igualmente documentadas en otros yacimientos del País
Valenciano en curso de excavación y que están dando un giro importante a la investigación de este período (25).
En el Corte E. los resultados obtenidos muestran la existencia de una serie de plataformas o terrazas mediante el abancalamiento de la superficie con la construcción de
taludes de piedra mezclada con margas amarillas que le sirven de trabazón. Los espacios creados con estas construcciones en talud son generalmente de poca anchura, entre
1 y 2 m.; su parte superior se aplana mediante el acondicionamiento de la roca y un relleno de la misma tierra amarilla que traba las piedras. Sobre estos espacios o terrazas
no aparecen restos de construcciones de habitación ni de otro tipo (lám. II, B).
En el Corte O. aparece un muro en talud que conserva más de 2 m. de altura, adosado a otro de construcción más antigua que corre paralelo al muro oeste de la Habitación II. Este muro más antiguo está localizado en el borde mismo de la plataforma del
cerro, donde comienza la pendiente acusada de la ladera; con posterioridad a su construcción se le adosa una estructura de aspecto sólido y robusto, quizá a modo de un contrafuerte como protección exterior (lám. III, A).
El espacio existente entre la Habitación II y estos muros forma una dependencia de
escasa anchura de la que desconocemos su longitud. Esta pequeña dependencia forma
parte de la primera ocupación del cerro junto con las Habitaciones I y II.
La lectura estratigráfica de los Cortes E. y O. permite hacer la siguiente interpretación: la parte superior del cerro fue la zona del poblado que se ocupó inicialmente, con
la construcción de las dos grandes habitaciones y del espacio contiguo a éstas que formaría una habitación paralela, de dimensiones más reducidas, o una zona de paso cubierta o porticada. Posteriormente, se construiría el gran muro en talud a modo de con(25) R. ENGUlX y B. MARTf: •La Cultura del Bronce Valenciano y la Muntaeya Aaeolacla de Ahira: Aproximación al estado actual de
au investigación•• Archivo de Prehistoria Levantina, voL XVlll, Valencia, 1988, p4¡8. 241·250.
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LA LLOMA DE BETXf
17
trafuerte mientras en la vertiente opuesta se realizan una serie de reformas encaminadas a ampliar la superficie habitable del cerro con la construcción de terrazas mediante
el acarreo y depósito de potentes rellenos de tierra amarilla, de composición margosa,
contenida por diversas alineaciones de piedra a modo de bancales.
El Corte S. ha ofrecido resultados diferentes, pendientes todavía de confirmación.
En este lugar aparece una única estructura en estrecha relación con la Habitación 1 a
la que aparece adosada. Construida básicamente con tierra, utiliza únicamente la piedra como armazón interno del mortero de tierra rojizo. Es de forma circular adaptada a
las irregularidades del muro sur de la Habitación 1 y del suelo rocoso, y aparece revestida por una gruesa capa de arcilla gris que sirvió como capa de aislamiento contra la
humedad o como un revestimiento impermeable. Su función pudo ser la de almacenar
agua, es decir, una especie de cisterna o aljibe de aprovisionamiento para el poblado. Su
construcción, encajada entre la Habitación 1 y las alineaciones de piedra de la ladera,
sobre la roca de la montaña, le confiere una datación contemporánea a las dos habitaciones. Porteriormente, es inutilizada para esa actividad y pasa a ser rellenada con escombros o vertidos de basura, cerámica y fauna principalmente, formando una bolsada
potente de tierra gris cenicienta que colmata la fosa circular.
C) ESTRUCTURAS EN EL INTERIOR DE LAS HABITACIONES. DISTRIBUCIÓN
DE LOS HALLAZGOS
Teniendo en cuenta las dimensiones de cada departamento así como la distribución
espacial del ajuar doméstico, parece probable que existiera algún tipo de subdivisión intema, aunque no conocemos su ubicación quizás por tratarse de tabiques o separaciones realizadas en materiales perecederos, madera, tierra o simples cañizos. Otras estructuras sí han podido conservarse íntegramente, como los bancos y soportes de piedra
y tierra con clara función vasar. Soportes circulares y construcciones de tierra en forma
de muretes o resaltes similares se han localizado en poblados de la Edad del Bronce
como el de la Hoya Quemada de Mora de Rubielos (26); en lfre, Siret interpreta este
tipo de soportes como un modo de suplir la base rota de algunas vasijas (27).
En la Habitación 11 una estructura de forma rectangular aparece adosada al muro
este, presentando su superficie superior redondeada y demasiado inclinada para interpretarse como banco vasar. En su interior conserva una serie de piedras colocadas de
forma plana que presentan su cara superior ennegrecida por la acción del fuego, por lo
que podría ser un horno con cubierta abovedada de tierra y enlucido en su parte externa. Su forma rectangular alargada y con un entrante en su parte central recuerda a
la de los bancos adosados de la Hoya Quemada, donde desempeña una función vasar
presentando un acabado de lajas de piedra (28), o a los de Orpesa la Vella (29) y Cerro
(26) F. BURILLO y J . PICAZO: .El poblado del Bronce Medio de la Hoya Quemada (Mora de Rubiclos, Thruel)o. Thrucl, 1986 (Gula de
la visita realizada con motivo del Coloquio del Microespacio. Thruell5-17 de septiembre de 1986).
(27) Op. cli. nota 23.
(28) Op. cit. nota 26.
(29) C. OLARIA l PUYOLES: •Un poblado del Bronce a orillas del mar. Otpeaa la Vella, Cutellón•. Revista de Arqueología, nWn. 78,
Madrid, 1987.
F. GUSJ l JENER: •Orpcaa la Vella (Orpcaa)o. Memories ArqueoiOgiques a la Comunital Valenciana 1984-1985, Val~ncia, 1988,
pégs. 152-154.
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18
M.1 JESÚS DE PEDRO
de la Encantada (30), donde se da a esas estructuras una interpretación ritual a modo
de altares.
La misma interpretación de horno tendría la estructura de lajas verticales de la Habitación I, en cuyo interior aparecieron fragmentos de barro con improntas de ramaje
que debieron formar parte de su cubierta. No es de extrañar que fuera ésta su función y
que, entre otras cosas, se utilizara para torrefactar la gran cantidad de cereal encontrado en ambas habitaciones. Estructuras similares aparecen descritas por los hermanos Siret en yacimientos argáricos como Ifre (31).
En cuanto al registro arqueológico, aún sin entrar en detalles tipológicos ni inventarios exhaustivos, su distribución permite observar distintas áreas de actividad, como
una zona de almacenaje señalada por la presencia de gran cantidad de vasos cerámicos
conteniendo abundante cereal carbonizado en el sector sureste de la Habitación I; concretamente 75 vasos, algunos de ellos de gran tamaño como ollas y orzas, otros como
cuencos de pequeño tamaño que aparecen apilados en número de 30 o el inter esante
hallazgo de un gan vaso en cuyo interior aparecen otros recipientes de menor tamaño
que contienen a su vez objetos diversos como botones de hueso o marfil de forma prismática y con perforación en «V», cuentas de collar o dientes de hoz de sílex (lám. m ,B).
Otras estructuras pudieron utilizarse para contener cereal, a modo de graneros o pequeñas dependencias hechas de madera y ramaje, situadas a cierta altura s obre el
suelo para evitar la humedad y favorecer la ventilación del grano; su exacta interpretación resulta delicada, a pesar de lo cual la disposición entrecruzada del conjunto de
troncos aparecidos en el lado este de la Habitación II nos recuerda los ejemplos de graneros existentes en algunos hábitats del Bronce Final en Francia (32). No obstante, podría tratarse de simples leñeras para alimentación de hornos como se documenta en el
departamento XVIII de Cabezo Redondo (33).
Al norte del área de almacenaje aparece un espacio más despejado en el que destaca
la presencia de molinos barquiformes y molederas, asociados a recipientes cerámicos y
a la presencia de abundante cereal carbonizado disperso por la zona, que indicaría una
actividad relacionada con la moltura del grano.
La actividad textil queda definida por las piezas de barro perforadas que se encuentran en el extremo opuesto del área de almacenaje, conjunto formado por una veintena
de piezas rectangulares de barro con cuatro perforaciones circulares, dos en cada extremo; miden aproximadamente 22 x 12 cm. y se encontraban apiladas unas sobre
otras (lám. IV, A). Su disposición recuerda a la descrita por Siret en Lugarico Viejo
donde apareció un importante lote de estas piezas en una estancia o departamento, lugar en el que seguramente habían sido fabricadas, junto a la artesa que contenía el barro amasado, apiladas alrededor de un tronco quemado (34). Un conjunto de 52 piezas
alrededor de un poste quemado fue hallado en Cabezo Redondo, aunque son de forma
(30) G. NIETO GALLO y J . SÁNCHEZ MESEGUER: •El Cerro d.e la Encantada. O..anatula de Calatrava (Ciudad Real).. Excavaciones
Arqueológicu en Ea palla, nllm. 113, Madrid, 1980.
(31) Op. cit. nota 23.
(32) P. PÉTREQUIN: •Cnlnien~ il céreales de J'Age du Bronzc final aux Planches-pres-Arbois (Jura).. Les techniques de conservation
des wains il long Ulrme, 3, fase. 2. Editions du CNRS, París, 1985, págs. 393-396.
(33) Op. cit. noto 22.
(34) Op. cit. nota 23.
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LA LLOMA DE BET.Jd
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cilíndrica y con una sola perforación (35). En dicho yacimiento se ha descubierto recientemente un horno para la fabricación de estas piezas (36).
La interpretación dada a estas piezas de barro cilíndricas o rectangulares con una,
dos o cuatro perforaciones, ha sido comúnmente la de contrapesos de telar, en cuyo caso
la actividad textil en el yacimiento sería evidente. A pesar de las dudas planteadas por
algunos investigadores sobre si se tratan realmente de pesos de telar o es otra su utilización, como morillos, pesos de red, torcedores de fibras ... (37), recientemente un estudio realizado en la Universidad de Alicante (38) llega a la conclusión de que efectivamente son pesos de telar y que la diversidad existente en cuanto a la forma, peso y
número de perforaciones está en función de una evolución cronológica. No descartamos,
sin embargo, la posibilidad de que pudieran ser devanadores, al menos en el caso de las
piezas con cuatro perforaciones que, en ocasiones, no cruzan la pieza de parte a parte.
Las perforaciones servirían para colocar unas pequeñas varillas y crear un armazón
rectangular sobre el que se devanarían las fibras.
En líneas generales, el ajuar doméstico exhumado en la Habitación I forma un conjunto de gran interés compuesto por 130 vasos cerámicos, contando los del área de almacenaje, entre los que se encuentran: vasos carenados, ollas y orzas de gran tamaño
algunas de las cuales presentan señales de haber estado sujetas por cuerdas (lám. rv,
B), cuencos, cazuelas, vasos geminados, coladores y queseras; piezas líticas como dientes de hoz, algunos de ellos sobre placas de sílex tabular; objetos metálicos como puntas
de flecha, punzones y un puñal de remaches; botones de hueso o marfil prismáticos con
perforación en «V»; brazaletes de arquero de piedra y objetos de adorno como cuentas
de collar, conchas perforadas, colgantes de piedra y un posible colgante de madera de
olivo.
En la Habitación II el ajuar exhumado no es tan numeroso. La distribución de los
vasos cerámicos es homogénea en toda su superficie sin que aparezcan las concentraciones señaladas en la Habitación I; los restos de fauna son más numerosos apreciándose
alguna concentración en el ángulo sudoeste de la habitación, junto a una bolsada de cenizas muy sueltas. Son abundantes los fragmentos de molinos y molederas localizados
no en posición original sino mezclados entre el sedimento, cantos rodados de cuarcita,
percutores, mazas y martillos, estos últimos ejemplares de muy buena factura que conservan las huellas del enmangue y recuerdan a las mazas de minero de yacimientos argáricos estudiados por Siret (39), y a otros presentes en yacimientos valencianos como
Muntanya Assolada de Alzira (40) y Cabezo Redondo de Villena (41). El utillaje lítico
en sílex es inexistente, a excepción de una pequeña hojita y no ha aparecido ningún objeto metálico.
(35) Op. cil. nota 22.
(36) Comunicación oral de sus exeavadorea J . M. Soler Garda y M. Bemández Pérez.
(37) E. LLOBREGAT CONESA: ..El poblado de la Cultura del Bronce valenciano de la Serra Grossa, Alicante•. Papelea del Laboratorio
de Arqueología de Valencia, nllm. 6, Valencia, 1969, págs. 31-69.
J . TREUS MARTÍ: Op. cit. nota 20.
(38) J. A. LÓPEZ MIRA: •Contribución al earudlo del tejido y la ceaterfa durante la Edad del Bronce en el País Valenciano: la provincia
de Alicante•. Thsis de Licenciatura (inédita). Universidad de Alicante, 1991.
(39) Op. cit. nota 23.
(40) Op. cít. nota 21.
(41) Op. cit. nota 22.
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20
M! JESÚS DE PEDRO
CRONOLOGiA
Recientemente ha sido realizado un análisis radiocarbónico sobre muestras procedentes de ambas habitaciones y de los dos niveles de ocupación. Los resultados son los
siguientes: para el nivel inferior 3565 ± 55 BP (Ly 5052) y 3725 ± 60 BP (Ly 5053) , fechas que se corresponden, después de su corrección dendrocronológica, con el intervalo
en años reales que existe entre el 2102 y el1770 a. C. y el 2364 y 1981 a. C. respectivamente. Para el nivel superior: 3505 ± 55 BP (Ly 5055) y 3645 ± 65 BP (Ly 5054) que corresponde a los intervalos que van entre el 2003 y 1705 a. C. y el 2224 y 1881 a . C. respectivamente.
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M.e J. DE PEDRO.-Uoma de Betxí
LÁM.I
A) Vista de la Lloma de Betxí.
B ) Habitacion es 1 y D.
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M,! J. DE PEDRO.-Uoma de Betxí
LÁM.ll
LL-8 -8ft
AB/1,r'1~
A)
Estructura de 11\ias verticales.
B)
Corte Este.
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M.~
J. DE PEDRO.-Lloma de Betxí
LÁ.M.
A) Corte Oeste.
8 ) Área d e almacen~e en la Habitación L
m
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LÁM.IV
M.! J. DE PEDRO.-Lioma d e Betxí
A)
Conjunto de pesa s d e telar.
B) Fragmento de vaso y pella d e barro con impronta de cuerda trenzada
que lo r ecubría e n el mome nto d el hallazgo.
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